Las Óperas de Mateos y Altamirano

Por. Atilio Alberto Peralta Merino


Juan A. Mateos, el célebre abuelo del fotógrafo Gabriel Figueroa, no escribió tan sólo la formidable crónica novelada de la guerra de intervención en “Sol de Mayo”, sino que relató los sucesos del inicio de la gesta de la independencia nacional en su novela “Sacerdote y Caudillo”.
El hijo de una mujer condenada por la inquisición bajo la acusación de practicar la hechicería, acompaña al “pípila” en el momento culminante de la toma de la Alhóndiga de Granaditas dando con ello cabal cumplimiento al juramento de venganza de su madre prodigado frente a los inquisidores que la habían ajusticiado tiempo atrás.
Llama la atención de manera inmediata la enorme similitud de la trama de la novela del gobernador del Distrito Federal bajo el gobierno de Juárez, con “Il Trovatore”, la formidable Ópera de Verdi.
Recientemente se dio cita un grupo de amigos para conmemorar a Ignacio Manuel Altamirano, otro de los grandes escritos de la denominada “generación de la reforma”, quién, en “Clemencia” refiere la predilección de la cautivadora protagonista de la trama, precisamente por la música de Verdi.
En alguna ocasión llegó a mi oído la falsa referencia de que “Clemencia” se habría transformado en libreto de alguna Ópera compuesta en la época; confusión que, acaso, se habría debido a dos hechos más que manifiestas:
El primero de ellos, estriba en la clara conformación dramático del argumento, aunada, por supuesta a la expresa referencia verdiana que en ella plasma Altamirano.
La segunda, a la entusiasta apología que el propio autor de la “Navidad en las Montañas” hiciera del olvidado compositor Nemesio Morales.
El autor de la Ópera “Ildegonda” se había desempeñado como “artista de cámara” del Imperio, y había sido objeto en consecuencia de una velada proscripción al restaurarse las instituciones republicanas.
La trama de la dramaturgia italiana, en la que es impedida la unión de un plebeyo y el hija de un señor feudal en medio de la gleba a la primera de las cruzadas, termina con el matrimonio consentido de los amantes cuando al regresar de Tierra Santa el enamorado encuentra a Ildegonda agonizante; fue en su momento interpretada como un canto a la campaña de Garibaldi por la unificación de Italia; existiendo en el repertorio operístico otra composición con la misma trama de la autoría del compositor español Emilio Arrieta.
Las aristas del caso resultan por demás sugerentes, el compositor de cámara de Maximiliano sería exaltado por Ignacio Manuel Altamirano, a grado tal que en sus diferendos con el presidente llegó a expresar frases como las siguientes: “no cabe duda que el presidente ama los principios liberales, es una lástima que no los entienda, al menos, el señor Maximiliano amaba las ciencias y las artes”.
Por otra parte, el compositor de cámara del Imperio componía Óperas con argumentos que eran claramente proclives a la revolución liberal.
Tanto el inolvidable Emili Arrieta de “Marina” como el lamentablemente olvidado Nemesio Morales reconocerían en la obra de Bellini al canon de composición a seguir, no en balde, “Los Puritanos” en el símbolo mismo de la revolución a grado tal de que su presentación fue interrumpida para informarle a Juárez y a su gabinete en pleno respecto al triunfo en Calpulalpan sobre las fuerzas de la reacción, y no en balde, tampoco, es la proclividad referida por Ignacio Manuel Altamirano en “Clemencia” respecto a Verdi, el autor que tuvo que huir de la policía austriaca al momento en que fuera estrenada “Nabucco” a la que se le consideró un llamado a la sublevación.

albertoperalta1963@gmail.com

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