Por Federico Campbell Peña

La dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua redactó una «lista negra» de observadores y periodistas «non gratos» para las «elecciones presidenciales» del domingo 7 de noviembre.

El colega de Radio Austria Leo Gabriel, fue impedido este martes 2 de noviembre de abordar su vuelo por personal de Aeroméxico, empresa que hizo lo mismo con el colega Frederic Saliba de Le Monde, semanas antes.

Ambos, perdieron el costo de su pasaje México-Managua-México, de 600 dólares, cada uno.
Surge aquí la pregunta de si Aeroméxico colabora con la dictadura y no permite abordar sus aviones a quienes figuran en dicha lista negra, transmitida a la empresa aérea, por la embajada nicaraguense en Ciudad de México.

Un equipo de la televisión de Alemania no ha podido entrar a Nicaragua; el equipo de Al Jazeera TV se quedó en la frontera de Costa Rica con Nicaragua sin poder ingresar, entre otros medios. Antes, la censura fue para un enviado de The New York Times en el aeropuerto de Managua.

Únicamente la cadena Telesur de Caracas está en Managua, más las agencias de prensa acreditadas desde hace años.

El 20 de octubre, el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos OEA, aprobó una resolución para insistir al gobierno de Nicaragua que libere de inmediato a los candidatos presidenciales y presos políticos, inicie reformas electorales y expresar su alarma por el deterioro de la situación de los derechos humanos.

La resolución fue aprobada por 26 países. Otros siete, entre ellos México, Guatemala y Argentina, se abstuvieron. Nicaragua no votó.

El voto de abstención de México, promovido por el vicecanciller de SRE, Maximiliano Reyes, es lamentable, al no condenar a la dictadura que mantiene presos a al menos, 350 disidentes, entre ellos, a siete ex precandidatos a la presidencia.

Entre las rejas siguen desde junio, sin juicio ni sentencia, los antiguos comandantes sandinistas Dora María Téllez y Hugo Torres. Participaron en el asalto al Congreso, para derrocar al otro dictador Anastasio Somoza en 1978.

Pero lo de Torres es más significativo: El 27 de diciembre de 1974, participó en un comando del FSLN que asaltó la residencia de uno de los ministros del dictador Anastasio Somoza Debayle, que permitió la liberación de un grupo de reos políticos, entre ellos Daniel Ortega, quien llevaba siete años en prisión.

Otro preso político es el ex vicecanciller y embajador en la ONU Víctor Hugo Tinoco, amigo de Porfirio Muñoz Ledo, donde coincidieron en 1981 en ese organismo y amigo también, del ex vicesecretario Ricardo Valero, a quien frecuentó en las pláticas del Grupo Contadora, cuando formaron un frente común contrario a Ronald Reagan y George Bush.

En 1990, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM otorgó en el Centro Cultural San Ángel el Premio «Benito Juárez» a Ortega.

Téllez, Torres y Tinoco forman la socialdemócrata UNAMOS ( Unión Democrática Renovadora), cuyos delegados en el reciente congreso 40 del PSOE en Valencia, denunciaron lo que sucede en Nicaragua. Su colega el escritor, Sergio Ramírez se hallaba entonces en Madrid, y estará el 12 en el festival Cosmopoética en Córdoba, Andalucía.

Los ejemplares de su última novela «Tongolele no sabía bailar» fueron incautados en la Aduana de Managua, como sucedió con el papel para imprimir el diario «la Prensa». Aún así, se telepresentó en el CECUT de Tijuana, CDMX y múltiples ciudades. Pese a la orden de detención en su contra girada por Ortega, el mundo escucha a Sergio Ramírez.