Román Pino

Ciudad de México 30 de julio del 2022

Sirva este texto para honrar y homenajear de manera póstuma a uno de los mejores periodistas que ha dado México.

Expiraste querido José, después de una larga inspiración que con entrega, valentía, audacia, sencillez, sabiduría y contundencia, supiste transmitir y compartir tu quehacer… buscando siempre la verdad.

Periodista y escritor sin igual, dejaste en los que tuvimos la fortuna de conocerte un legado enorme de principios, ética y maestría literaria. Con un oficio sin par, nos enseñaste a abordar los temas más polémicos y controvertidos con el rigor de la investigación profunda y tu siempre colorida narrativa y semántica impecable; tuviste la virtud de atrapar a tus lectores y a tus escuchas, generando una sólida opinión pública.

Para los que te conocimos personalmente, representas el ejemplo de un ser humano impecable y honesto, el de un virtuoso de la comunicación que dominó a la perfección todos los géneros periodísticos y literarios. Tú fuiste más allá: inquieto y vivaz, siempre propositivo.

Me enorgullece haber gozado de tu amistad, la de un excelente y ameno conversador. Charlar contigo en bohemias tertulias siempre fue un enriquecedor placer y un privilegio. Dejaste con tu partida -en el tintero-, valiosos proyectos que acariciamos juntos; ten la seguridad, en donde quiera que viva tu esencia, que haré todo lo posible por continuarlos y concretarlos por su importancia y en tu honor.

Dejas un vacío enorme; confieso que sin tus cotidianas publicaciones -tu Contracolumna-, mi opinión sobre muchos temas, -especialmente políticos y sociales- son ahora difíciles de analizar y profundizar, extraño a mi más destacado mentor.

Descansa en paz Maestro admirado y respetado. Hasta siempre querido José.