Justos han sido mis viejos

Por Luis Mac Gregor Arroyo

Foto de Steshka Willems en Pexels.

Por sus canas y sus movimientos lentos y gráciles uno ve el amor que han derramado en su estirpe.

No hay palabras para expresar esa ternura que se muestra a flor de piel conforme la edad los devora poco a poco, y así como les quita algo también les da algo más de dulzura a simple vista.

Aún con su suspirito, junto con el que se arrojan para rozar con su cabeza el antebrazo del hijo en agradecimiento, la gratitud es mutua.

Mis queridos viejos qué haré yo cuando ya no estén, solamente… volverme como ustedes.

Honrarás a tu padre y a tu madre


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