Raúl Jiménez Lescas
Españoles y mexicanos por la Independencia.
Los Tratados de Córdoba y el Plan de Iguala para Consumar la Independencia de México. Novena parte.
Fuente: https://www.gob.mx/sedena/documentos/21-de-marzo-de-1843-fallece-el-general-guadalupe-victoria.
Honor a quien honor merece. Guadalupe Victoria no firmó ni el Plan de Iguala ni el Tratado de Córdoba con los gachupines y trigarantes. No es justo. Tampoco entró con honores a Ciudad de México, ni firmó el Acta de Independencia, es más, ni los mexicanos lo recuerdan. Pero fue pieza clave de nuestra Independencia.
Era muy joven cuando fue reclutado por el generalísimo Morelos en las costas del sur. Fue en el año del Señor de 1810-1811. Es más, se llamaba José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix, luego, en la toma de Oaxaca, que en ese entonces se le llamaba la Antequera (1812), se hizo apodar: Guadalupe Victoria, porque mi generalísimo decía, quizá sin razón, que todas sus victorias se las debía a Guadalupe, la vírgen morena. Yo no lo creo, pero Morelos y José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix, sí. Y por eso se puso Guadalupe Victoria, para que el generalísimo lo volteara a ver. Yo no lo creo. Porque el generalísimo sabía formar cuadros (no como los partidos políticos de hoy).
Morelos le echó el ojo, bueno los dos, porque sabía que era un cuadro militar que despuntaba y tenía madera como para construir una presidencia. Así era el generalísimo.
No pienso contar la historia de ese joven que se volvió presidente de México, de hecho, el primero. Me interesa contar cuando lo daban por muerto o quizá, de parranda… Ni una ni otra. Victoria seguía peleando por la independencia, cuando don Juan de O’Donojú y Valero Bernabé arribaron al puerto de Veracruz. ¿Qué día? Ya se los dije… hagan memoria.
Victoria demostró que los “Sonidos del Silencio” en la guerra son más mortales que los petardos: Hola, silencio, vieja camarada.
Resulta que el tal Victoria en 1818 se dirigía así a los americanos:
“Americanos, la sagrada llama del entusiasmo arde ahora con más fuerza que nunca por los cuatro ángulos de la América. Sí, unión y fijaremos para siempre el árbol de nuestra libertad. Pueblo de Acazónica, 16 de septiembre de 1818”.
Más adelante le informan: “Felipe Romero a Victoria, Informa que el enemigo incendió los campos y otros movimientos. 1818, septiembre 19, La Laguna.” (AGN, Operaciones de Guerra, vol. 932, fs. 256-256v.). Más adelante concede perdón: “Victoria concede un Perdón General con ocasión de los últimos Triunfos. 1818, octubre 10, Santa Fe sobre Veracruz (AGN, Operaciones de Guerra, vol. 932, fs. 258-259.).
Incluso una insurgenta María Lucía Martínez, le confiesa:
“Excelentísimo señor: Las gallinas que tenía, las he gastado en alimentar al alférez don Joaquín Arenas al que desde que vino lo he estado alimentando con ellas y ahora ya le estoy matando pollitos, por no haber otra cosa, pues las tres que han quedado son para darle al enfermo los huevos, yo me alegraré tener para poder mandar a vuestra excelencia las que me pide. Apreciaré se mantenga vuestra excelencia los muchos años que le desea su afectísima servidora que sus manos besa. María Lucía Martínez.”
¿Ven? Mi general no estaba muerto ni andaba de parranda tomando caña, dicen los españoles. Así que en noviembre de 1818 se dirigieron de esta manera:
“El Gobierno Provincial Mexicano de las Provincias del Poniente, comisiona a Miguel Arias y Juan Bradburn, para entrevistarse con Victoria. Van facultados para acciones militares. etc. 1818, noviembre 23, Tecpan (AGN, Operaciones de Guerra, vol. 932, fs. 261-262.).”
Entonces apareció Antonio López de Santa Anna para combatir a mi general:
“Antonio López de Santa Anna a Pascual de Liñan, Informe sobre la Persecución contra Victoria. 1819, febrero 23, San Diego (AGN, Operaciones de Guerra, vol. 490, fs. 165-168 v).
Escribió: “Excelentísimo señor: Consecuente con lo que tenía participado a vuestra señoría, salí de este punto, el día 12 de la fecha, con 70 caballos, de los nuevos indultados con dirección a la sierra de Masatiopa, en busca del cabecilla Victoria, que las repetidas noticias que tienen de haberse pasado por aquel rumbo buscando el abrigo de los de su partido, Romero y Tinoco.”
Y así, años tras año, como un pez nadando en la misma pecera, diría Pink Floyd. Dos años después aparecen nuevos reportes de Victoria:
José Ignacio Iberri a José Dávila, informó lo averiguado por dos espías que envió a San Diego y a los que les fue “Dada Proclama de Victoria” (1821, enero 1, Campo de Santa Fe. 1821, enero 2, Veracruz. AGN, Operaciones de Guerra, vol. 259, f. 82.).
El informe dice: “Estos mismos individuos me aseguran que en dicho pueblo hay doscientos hombres armados, y que están combinados y de acuerdo con los de Jamapa, Tamarindo, Temascal, Medellín y Tlalixcoyan; y habiendo sabido el cabecilla Crisanto que los precitados individuos se regresaban para este puerto, les entregó la proclama adjunta firmada por Victoria, para el comandante que se hallaba en él.”
Los reportes eran precisos sobre los levantamientos promovidos por Guadalupe Victoria: José Dávila le escribió a su superior José Ignacio Iberri Ordenando el Ataque a San Diego, el 2 de enero de 1821, ahí le señaló que: “La proclama que a nombre de Guadalupe Victoria me acompaña vuestra merced en su oficio de 1º de enero y me ha entregado el capitán don Francisco Hernández, han confirmado el levantamiento de los vecinos de San Diego, capitaneados por Crisanto de Castro. La certeza de la noticia, la falta de armas de fuego en que debemos suponerlos, y la corta reunión de rebeldes hasta el día, nos presenta la senda que debemos seguir y que es preciso atacarlos sin detención, antes que se reúna mayor número de rebeldes y que consigan aumento de armas. En tal concepto, y de que en Tlacotalpan han sido rechazados por aquel vecindario una reunión, quitándole armas y caballos. Espero que vuestra merced con su actividad, ejecute del modo que más considere eficaz al atacar a San Diego, en la inteligencia de que escribo al señor Hevia, comandante de las villas, despache tropa al Temascal y al señor Horbegoso de Jalapa que verifique lo mismo a Paso de Ovejas.” (Dios guarde a vuestra merced muchos años. Veracruz, 2 de enero de 1821. José Dávila. Señor don José Ignacio Iberri. Es copia. Veracruz, enero de 1821. Francisco Antonio Rodal [Rúbrica.] Veracruz. AGN, Operaciones de Guerra, vol. 259, f. 83).
Más adelante Inocencio Villamil informó a las autoridades novohispanas: “Observaciones, el número de insurgentes serán cien hombres de caballería perfectamente armados y montados, el resto con sus machetes y mal montados, pocas municiones, menos víveres, pues para esto tienen que salir a las rancherías inmediatas a buscar sus familias estantes, que les suministren tortillas o robar a los caminantes. El descontento entre los que sirven de soldados es mucho y aún algunos de los que hacen de cabezas no sirven gustosos. Veracruz, 10 de enero de 1821).
Guadalupe Victoria y los insurgentes estaban activos y resistiendo por los rumbos de Veracruz. El expresidente nació en Villa de Tamazula, Durango en 1786 y murió en el Castillo de Perote el 21 de marzo de 1843. Estudió en el Seminario de Durango y posteriormente en el Colegio de San Ildefonso en 1811 para estudiar Jurisprudencia. Se unió a la insurgencia en 1811-1812.
Y eso fue lo que ocurrió, cuando el historiador contó su cuento. Su cara se puso fantasmal, quizá más pálida que una sombra.
Continuará.
Fuentes:
Antonio Valero de Bernabé y Pacheco. Biografía. Real Academía de Historia, recuperado de: https://dbe.rah.es/biografias/39118/antonio-valero-de-bernabe-y-pacheco
Jaime del Arenal Fenochio (2011). Cronología de la Independencia (1808-1821) (1.ª edición). México. Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México.
Lucas Alamán (1852). Historia de Méjico, desde los primeros movimientos que prepararon su independencia hasta la época presente (parte segunda, Tomo V) de 1852. México. Imprenta de JM Lara.
Juan O’Donojú y O’Ryan. Biografía. Madrid. Real Academía de Historia, recuperado de: https://dbe.rah.es/biografias/7120/juan-odonoju-y-oryan
Juan Ortiz Escamilla (Comp.) [Con la colaboración de David Carbajal López y Paulo César López Romero] Veracruz. La guerra por la Independencia de México 1821-1825. Antología de documentos. Comisión Estatal del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana.
Héctor R. Feliciano-Ramos. Antonio Valero de Bernabé y Pacheco. Recuperado de: https://asociacionlossitios.com/antonio_valero_de_bernabe.htm
Rodrigo Moreno Gutiérrez. La trigarancia. Fuerzas armadas en la consumación de la independencia. Nueva España, 1820-1821, recuperado de:
https://historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/trigarancia/04_04_Capitulo3_Desarrollo.pdf
_, Ortiz Escamilla, Juan (2010). El teatro de la Guerra: Veracruz 1750-1825. Publicacions de la Universitat Jaume I.
Víctor Muñoz Fernández. El pronunciamiento de Riego: el inicio de las Revoluciones de 1820. Red de Historia. Recuperado de: https://redhistoria.com/el-pronunciamiento-de-riego-fue-el-inicio-de-las-revoluciones-de-1820/
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