SON TRES PELÍCULAS QUE FORMAN LA SERIE BELASCUARÁN EN NETFLIX. NO SE VALE PERDÉRSELA

Alejandro Cea Olivares

Ciudad de México 14 de octubre del 2022

Aún estoy con el buen sabor que deja una obra de gran calidad. BELAZCUARÁN se llama la serie en Netflix, formada por tres capítulos. Cada uno refiere una de las novelas escritas por Paco Ignacio Taibo II. Este primero nos trae a “Días de Combate”.

Todo ocurre en 1978, momento del Campeonato mundial de futbol en Argentina. El Centro de la Ciudad de México es el lugar de operaciones de Héctor Belascuarán Shayne, detective intuitivo, solitario, metido hasta el cogote en la vida ambivalente de la ciudad: amor –odio; abandono–compañía, fealdad–belleza.

Después de maravillarme y hasta recorrer las calles de la ciudad con Filiberto García, el del Complot Mongol de Rafael Bernal, he sido lector de todo lo que cayó en mi mano de las novelas sobre Héctor Belascuarán. En ellas reviví a las calles, personajes y situaciones de los años setenta. Fueron años de cambio de costumbres, de creencias: llegó la píldora, la rebelión juvenil.

Fueron años, ya más en lo profundo, en que nos empezábamos a quedar cada quien muy sólo sin las agarraderas de Dios, de la Patria, de los valores. Muchos jóvenes aún nos curábamos de las desilusiones de una Revolución nunca lograda; otros ya comenzaban a vender su alma al dinero. De esos años y conflictos trata la novela de Taibo II.

Cuando primero se lee un libro y después se mira la película hecha sobre él, casi siempre se afirma el triunfo del libro y en ocasiones de denuncia que fue traicionado en la película. Sobre esta versión de “Días de Combate” no puedo decir lo mismo. Los guionistas no hicieron recortes indebidos, mantuvieron la fuerza de los personajes, el interés de la historia y recuperaron en muchos diálogos el uso del idioma de Taibo II, que cierra un párrafo con alguna referencia popular o una reflexión sabia cubierta, llamémosle así, con lenguaje de la picardía.

Los edificios y comercios; las calles y transportes; las personas con sus formas de hablar, de vestir, de actuar, son extraordinariamente veraces. Nos regresan a esos tiempos que fueron para muchos los de nuestra juventud. Nos convierten en habitantes de esa ciudad, nos meten en la trama.

Héctor Belascuarán se aleja de la comodidad, rompe con la vida establecida, se convierte en detective. Como él muchos buscamos, en esos años, una vida auténtica. Curioso, en ese tiempo, entre los más valiosos o idealistas, unos se metieron de guerrilleros, otros se fueron a vivir a comunas y unos más al convento; fue generalizado el deseo de romper con lo establecido, de vivir en libertad. El personaje así nos revive nuestro deseo de cambio, nuestras angustias y errores.

Ya puestos a ver la película, de los actores ni qué decir: Luis Gerardo Méndez, Paulina Gaitán, Irene Azuela y muchos más, son una garantía. Los directores – una para cada uno de los tres capítulos – son jóvenes que han alcanzado premios. El ritmo de las escenas te obliga a no perder detalle y los momentos decisivos son realizados con claridad; no te dejan duda de lo ocurrido. Es de agradecer, además, la discreción en el uso de la violencia, el erotismo y el lenguaje. Los excesos groseros y explícitos no existen.

Recientemente algunas series que han captado el tiempo, la atención, la discusión de muchos: una española como de mil capítulos, algo así como la Casa de Papel y otra, ¿Calamares? coreana. Recuerdo a señores y señoras amigos míos que se sentaron horas y horas metidos en situaciones muy lejanas, pero que les daban tema de plática y hasta de superficial comparación con México. Aquí hay una serie que les da la oportunidad de reconocer el país donde viven, y viven muy bien, y de recuperar los tiempos yo diría felices de ilusión de los setentas.

Concluyo: a ustedes amigos que conocen y quieren a su México, esta serie seguramente les recordará momentos, espacios, personajes; les hará seguir inteligentemente una trama y, sobre todo, los hará sentirse orgullosos de la calidad de las producciones mexicanas. Además, se les antojara quizá tomar algún libro ya sea de Taibo, de Rafael Bernal, de Elmer Mendoza o de los clásicos del género.

Gozar de una serie como Belascuarán, ahora que tenemos tantos líos y escándalos nos permite recordar aquello de que lo que “Está hecho en México, está bien hecho” ; nos llevará a asumir que las autoridades nunca han servido para darnos seguridad y que son los Héctor Belascuarán los que nos ayudan a vivir un poco más en paz, sino en la realidad, por lo menos en la fuerza y gozo que nos regala una excelente película y una gran novela.

¡¡¡No dejen de verla!!!

Aquí una opinión del experto.

https://www.milenio.com/opinion/alvaro-cueva/el-pozo-de-los-deseos-reprimidos/belascoaran-de-netflix


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