Por: Raúl Jiménez Lescas
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Era oaxaco como yo, pero no lo conocía, porque él ya era un líder sindical cuando yo nací. Me lleva muchas décadas de distancia. Además ferrocarrilero. De niño nunca me interesó el sindicalismo, menos la lucha de clases: me gustaba patear la pelota y jugar canicas. Vallejo luchaba por la democracia sindical. Yo no sabía con qué se comía eso.
Vallejo quería cenar en la noche del 24 para celebrar, como todos en Navidad. Pero la muerte le dijo: ni maíz paloma, nos vamos ahora. Vallejo seguramente le dijo, no me consta, pero se infiere: dame chance de pasar mi última Navidad. No, dijo la catrina y se lo llevó.

Tenía un vecino que era ferrocarrilero y me llevaba con su hija, pero nunca hubo algo serio. Éramos niños. Pero el ferrocarrilero era un vallejista y yo no sabía qué era eso. Lo veía pasar con su maleta. La estación del ferrocarril estaba distante de mi casa, bueno, la casa de mi madre. Creo que se iba caminando porque caminar en esos años era lo correcto.
Se compró un carro pero no quería que ni el viento lo tocara. Por eso amo esa canción que dice: “Nunca te cases con un ferrocarrilero”. Tomaba la avenida Hidalgo y pasaba por el centro, luego tomaba la avenida Madero hasta la estación del ferrocarril. No creo que fuera a gritar: ¡Viva Vallejo!, pero me doy el lujo de ponerle esas palabras en su boca. ¿Alguien me va a decir algo?

Después de algunos años me preguntaba por qué los estudiantes del 68 gritaban: ¡Presos políticos libertad! Así conocí a Vallejo, estaba preso en Lecumberri, ese Palacio Negro donde estuvo “Pepe el Toro”. El de la película de Pedrito, nuestro ídolo.

La verdad no sabía que era oaxaco como yo, que había nacido en Espinal, Oaxaca.
Me gustó. Dije: es un buen tipo y lucha por la democracia sindical. La neta, no sabía qué era eso, pero me gustó. Tampoco sabía que decían las canciones de The Beatles, pero me gustaban. Me guiaba por mis instintos, lo cual he dejado de hacer. Bueno, a veces, porque luego tomo mezcal y me pongo loco.

En 1982 vino una argentina, le decíamos Norita y me dijo: el candidato a la presidencia debe ser un obrero. ¿Conoces a alguno? Le dije: no. Todos son borrachos, mujeriegos y parranderos como Juan charrasqueado. Se rió mucho de mí y tenía razón. Entonces me dijo: Vallejo, ese será nuestro candidato. ¿Cómo se llama? Yo contesté al estilo James Bond: Vallejo, Demetrio Vallejo.

Entonces fui a verlo. Y lo conocí. Me dijo: ¿Eres un pinche oaxaco? Le dije: sí, soy un oaxaco, pero no pinche porque no pincheo. Él era del PMT y yo de otro partido. Dijo que el bueno es el ingeniero Heberto Castillo, no yo. Le dije que él no es obrero y tú sí, así que no puede ser mi candidato. Así de cuadrado era en esos tiempos. Se rió mucho de mí: estuve en la cárcel muchos años. ¿Tú cuántos años estuviste en la cárcel? Le contesté de inmediato: 2 horas en Oaxaca y 4 en el búnker de Somoza, ahí en Nicaragua. Se rió más de mí y dijo: estás chavito. Sí. Tenía razón. Estaba chavito y sólo me guiaba por mis impulsos que no sabía controlar.

Mi partido se alió al partido de Vallejo pero luego no supe por qué lo expulsaron, dicen las malas lenguas que por un asunto de faldas y en esas cosas no me meto, porque las faldas pueden ser cortas o largas, nadie sabe. Lo prudente es no medirlas. Me dolió mucho su muerte, más cuando leí la novela de Elenita sobre el tren, le puso, por cierto, un buen título: El tren pasa primero.

Fui muchas veces a CDMX en tren, tardaba como 20 horas. En cada parada, se subían las señoras a vender de todo: empanadas de amarillo, tacos de todo, dulces, atole, café, creo que hasta mezcal… De todo. Ahora tengo una Escuela Sindical que se llama: Demetrio Vallejo, no por pinche oaxaco, sino por ser nuestro más grande líder sindical del siglo XX. Sufrió muchos años en Lecumberri, se dobló, pero nunca se rompió. Los sindicalistas podemos doblarnos, pero nunca rompernos. Gracias Vallejo, no por haber nacido en Oaxaca, pudiste nacer en Londres, pero nos enseñaste a no rompernos. Le sugiero a Silvio Rodríguez en su canción “Quién fuera? Agregue: ¿Quién fuera Demetrio Vallejo, nuestro líder sindical?