Una de las claves fundamentales para el desencadenamiento de las guerras de independecia en la América hispana, fue la situación política en el viejo Continente, donde las ideas de la Revolución Francesa, habían triunfado, al menos en una importante facción del pueblo, el cual generó sus propios líderes, cuales fueran los conocidos como «liberales», que sostendrían, durante todo el siglo XIX, una encarnizada lucha por el triunfo del llamado, Nuevo Régimen, sobre el Antiguo Régimen o la sociedad feudal, en la que el rey, la nobleza, y el clero, se repartían riquezas y honores, en detrimento del pueblo, viviendo en unas condiciones prácticamente de esclavitud o vasallaje.
En la metrópoli de la América hispana, en un principio, tras la guerra contra Napoleón, triunfó el liberalismo, promulgándose la primera Constitución liberal española, la de 1812. No obstante, el rey Fernando VII, traicionó su inicial compromiso con el liberalismo, derogando la Constitución de 1812, y devolviendo a España al régimen absolutista tradicional hasta dicho momento.
Este hecho de la regresión española hacia el feudalismo absolutista, fue una de las claves de mayor peso que impulsaron los ánimos independentistas de los libertadores hispanoamericanos. Los libertadores de la América hispana, en su generalidad militares, pertenecían al Ejército español y se formaron en el arte de la guerra, dentro de las filas castrenses españolas. Pero, dichos militares independentistas, que, incluso, lucharon en España contra el invasor francés, estaban contagiados de las ideas liberales, que conocieron de primera mano, al visitar España y Europa, y estaban deseosos de que el liberalismo triunfara en España y en América.
Tras producirse la mencionada traición de Fernando VII, hacia el liberalismo, es cuando los militares de las colonias españolas en América, se plantean seriamente la sublevación, al igual que trataron de llevar a cabo sus compañeros en la España europea. Dicha sublevación, pues, más que un levantamiento patriótico de escisión de España, constituyó, en un principio, un conato de hacerle la guerra a los absolutistas o realistas, partidarios del gobierno de Fernando VII, puesto que, de lo que se trataba, era de que triunfara el liberalismo a ambos lados del Atlántico.
Del triunfo del liberalismo, a la independencia de América, el paso que había que dar, prácticamente estaba ya dado, puesto que en España continuaba reinando Fernando VII, el rey felón, el cual, además, realizó una pésima gestión de este hecho independentista, logrando generar un odio entre las colonias americanas españolas, y su metrópoli, que alejó tremendamente a España de América, también debido al abismo ideológico que se había formado entre los ideólogos del liberalismo americano, y el rancio absolutismo que quedó en España, y cuyas consecuencias estamos pagando todavía.
FRAN AUDIJE
Madrid, España, 26 de enero del 2023
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