Como escritor, y víctima de violaciones de los derechos humanos en España, durante la friolera de 35 años, y sumando, estoy en condiciones de aportar una experiencia, lo cual me hace mucho bien poder exponerla, pero tambíen podría servir de consuelo o de referencia a otras víctimas.

Lo más amargo de ser violado en tus derechos más fundamentales, es comprobar que los criminales que te persiguen para procurar hacerte daño, y destrozar tu vida, son unos intocables, y actúan en una impunidad vergonzosa, máxime cuando nos encontramos en un país, en teoría democrático, perteneciente a la Unión Europea, uno de los entes supranacionales que más presume de avanzado, y que enarbola la bandera del respeto a la dignidad humana. Por tanto, se constata la falacia y la estafa política que ello supone. Un verdadero escándalo.

Yo suelo decir que, en España, el que no corre, vuela; pero, si tiene poder, entonces corre, vuela, y hace de todo. No en vano, estamos en el país de la picaresca, que, incluso, ha sentado cátedra con un género literario único en el mundo, del mismo nombre de lo que tanto abunda, desgraciadamente.

Yo, personalmente, padezco una persecución intensa y surrealista, desde las alcantarillas del poder político, por no haber hecho nada malo, ni delictivo, por haber cumplido con mi deber, ser una buena persona, y un cristiano coherente.

Me someten a acoso callejero, me torturan literalmente a distancia, con medios tecnológicos militares, han bloqueado mi vida afectiva, de manera que me es imposible mantener una relación formal y seria con una mujer, soy coaccionado violentamente para que mantenga relaciones sexuales promiscuas, y frecuente a las prostitutas, la guerra psicológica que despliegan contra mí es tremenda: soy humillado continuamente, de todas las maneras posibles.

De verdad que es una situación insufrible, por la que me pregunto cómo estoy siendo capaz de aguantar tanto agravio y tanta vejación, que solo se puede justificar desde el capricho, y desde la maldad recalcitrante, de unos representantes políticos, que llevan siglos traicionando a su pueblo, sin que ocurra gran cosa. Me asombra que pueda continuar con vida, sinceramente, porque han sido 35 años de dolores y disgustos, casi sin tregua.

FRAN AUDIJE

Madrid,España, 27 de enero del 2023