Por lo general, los españoles relacionados con esa gran nación latinoamericana, como son los Estados Unidos Mexicanos, mantienen algún tipo de negocio o comercio mercantil, trabajan en México y se han establecido allí, son religiosos cumpliendo una misión encomendada por su Instituto religioso, o artistas con una intensa presencia popular.

Mi presencia en el querido México, no tiene mucho que ver con ninguna de estas casuísticas, ya que no resido en estas bellas tierras, ni tampoco he tenido la fortuna de visitar México personalmente «in situ», todavía. Aunque, de toda América, México es la nación donde más amigos he cosechado, mi intención es dirigir el foco benefactor del propósito que albergo, hacia todo el Continente americano, tanto al Norte, como al Sur, y el Centro, poniendo el acento especialmente en las naciones latinas, por razones de hermandad histórica y de afinidad cultural con España.

Y he aquí mi propósito benefactor, como he dicho: deseo que mi obra escrita, bastante prolífica, y que toca todos los géneros literarios, sea explotada con el fin de invertir los beneficios económicos que reporte, en la defensa de los derechos humanos y la justicia social, en el Continente de la esperanza, como justamente alguien ha calificado a América. Para ello, la mayor parte de esta obra literaria, la he legado mediante Escritura Pública, a la Asociación pro derechos humanos, Amnistía Internacional, sección mexicana.

Considero que México es uno de los grandes centros socio-culturales de toda América, y una referencia para Latinoamérica, además de contar en dicha nación con un nutrido grupo de amigos, lo cual convierte a México en otra refencia para mí. No obstante, debe quedar claro mi aprecio por esta bendición universal, como es la realidad americana en su conjunto, lugar donde los perdedores de todas las naciones y razas, han ido a recalar, consiguiendo el resarcimiento y la reparación, en una múltiple generalidad de casos.

Aunque no he pisado aún suelo mexicano materialmente, mi relación con América, através de España, se remonta a la década de 1970, cuando residí durante cuatro fructíferos años, en la República del Ecuador, en la ciudad de Guayaquil, donde yo era un niño, que, junto a mi familia, acompañábamos a mi padre, trabajando en misiones de asesoramiento del Proyecto Milagros, para la conversión de una enorme área desértica, en zona de regadío agrícola.

Mi debilidad por la causa defensora de los derechos humanos, se debe a que yo mismo soy víctima de violaciones de estos derechos. Y mi fijación con América, se debe a que, como español, existe un vínculo muy especial entre mi realidad española y la realidad americana. Dicho vínculo nos mantiene unidos a ambas sociedades, de manera más fundada en la identidad lingüística, y téngase en cuenta que mi obra se puede traducir a todos los idiomas, pero está escrita en el español que hablan más de 300 millones de seres humanos, básicamente radicados en Latinoamérica.

Me gustaría que no se tomara este legado a toda América, como un castigo o una represalia contra mi país o contra Europa, sino como un regalo de España a sus hermanos del otro lado del Atlántico, tan necesitados de justicia, paz, y reconciliación fraterna entre ellos mismos. Un lugar, América, donde, a pesar de todo, se lucha y se muere por los derechos humanos, y por la justicia social, algo que caracteriza a este enorme y gran Continente, y que ha motivado mi gesto de legado, como apoyo solidario a través de Amnistía Internacional, el cual, insisto, es un regalo que hago como español, y como hermano que me siento de América.

FRAN AUDIJE

Madrid,España,29 de enero del 2023