EL MUNDO AL REVÉS, O LA DEMENCIA

Hay personas que son capaces de autolesionarse, incluso, de sentir placer al hacerse daño. Estamos hablando del masoquismo, que es un trastono mental. Y es un trastorno mental, desde el momento en que el individuo es capaz de contravenir las leyes de la autopreservación que contempla la naturaleza, como parte del instinto de supervivencia, existente en todos los seres vivos.

El trastorno mental opuesto al masoquismo, es el sadismo, consistente en sentir placer al provocar daño en otros semejantes. Los peores criminales, suelen contar con altas dosis de sadismo, ya que no sienten la mínima piedad en causar daño y lesiones a sus víctimas, cuando lo que de verdad sienten es un gusto o placer, en causar daños a otro u otros.

Ahora supongan que juntamos ambos trastornos en una sola, no digo ya persona, sino causa humana. Supongan que surge una ideología, como fue o es la nazi, por ejemplo, en la que a las personas se las constriñe para que cometan delitos graves o gravísimos, en los que se ven obligados, o, mediante engaño, son llevados a atacar con virulencia a otra persona o conjunto de personas.

En este caso mencionado, como he dicho, se ponen en juego ambos trastornos humanos, de tipo mental, ya que se siente un regusto o placer, en hacer daño a otra persona (sadismo), el cual, cuando forma parte del gremio del agresor, de su misma nacionalidad, o de su propia familia, por ejemplo, también constituye la puesta en juego del masoquismo, ya que las personas agredidas forman parte del entorno propio del que las ataca, por tanto, es como si las lesiones se las causara el propio autor de la agresión a sí mismo, independientemente de que pudiera tener la conciencia de pertenecer a la víctima o no, ya que, en todo caso, se están lesionando intereses propios.

La conjugación de estos dos trastornos patológicos, es una de las características del llamado «cainismo», término acuñado por la Generación literaria española de 1898. El cainismo podría ser definido, como una disfunción nacional, mediante la cual las propias naciones luchan contra sí mismas, y se perjudican interiormente, en guerras civiles y luchas intestinas. El hermano, al matar al hermano, al mismo tiempo que disfruta haciendo daño a otro, se hace daño él mismo, ya que está dañando a alguien con su misma sangre, en una unión filial, que resulta contra natura agredir o perjudicar de cualquier manera placentera, o que sienta conformidad y sensación de justicia.

FRAN AUDIJE

Madrid,España,4 de febrero del 2023


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