LAS RATAS

La rata es un animal, que suele causar una gran repugnancia. Su misma apariencia, ya invita a la repulsa, lo cual guarda una explicación que no es inverosímil: se suele decir que, «la cara es el espejo del alma», algo fácilmente comprobable: la «pinta» de las personas, o de las cosas, también de los animales, nos suele aportar valiosos datos de juicio, que, en bastantes ocasiones, podemos corroborar, por mucho que digan que, «las apariencias engañan».

La rata suele habitar zonas donde le es fácil esconderse, y pasar desapercibida para sus depredadores. Las podemos encontrar en edificios antiguos o abandonados, en las alcantarillas y en las cloacas, en lugares donde hay poca luz y existen recovecos, o en todos aquellos lugares donde puedan encontrar restos de comida, como los basureros, o donde exista una gran concentración de productos alimenticios, como los depósitos de pienso.

La rata es un animal extremadamente listo y astuto, facultades que ha desarrollado, para ser capaz de sobrevivir en ambientes hostiles, donde prácticamente su única defensa, es su agudo sentido para escapar de los peligros y de las trampas que le son colocadas. Si colocamos una trampa mortal para ratas, o un veneno convencional, conseguiremos matar una rata o dos, a lo sumo, puesto que, el resto de la manada, cuando observa la causa de la muerte de sus congéneres, desiste de comer del producto envenenado, o de pasar por el lugar donde se le ha colocado la trampa mortal. Esta es la razón por la que los venenos para ratas, han sido dotados con la característica del efecto mortal retardado, de manera que la manada no es capaz de identificar tan fácilmente la causa de la muerte, y se logran exterminar muchos más roedores.

Pero, además de la intuición y de la observación, la rata posee más habilidades para sobrevivir: es un animal extremadamente hábil, ágil, y rápido. En una ocasión, siendo yo niño, una rata se coló en la casa de mis abuelos en el pueblo. Mi padre acudió, provisto de un palo contundente, a tratar de ahuyentar o de matar, al espeluznante roedor de larguísima cola. En un momento dado, cuando la rata estaba acorralada, y había recibido algunos golpes, de pronto, desapareció. Por más que la buscaba mi padre, no era capaz de encontrar su escondrijo, pero él sabía que andaba por allí. Cerró todas las puertas de la estancia donde la rata se escondía, y desaparecimos todos de la habitación. Tan solo, mi padre observaba desde una puerta acristalada, el interior del lugar. Después de un largo rato, la rata se descolgó de la parte superior interna de un mueble de madera, donde, de manera asombrosa, había conseguido auparse y quedarse agarrada con sus afiladas uñas, entrando mi padre, en ese momento, para asestarle varios palazos mortales, que la dejaron reventada.

FRAN AUDIJE

Madrid, España, 19 de febrero del 2023


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