Una de las condiciones bajo las que operan los delincuentes y criminales, es la del ocultamiento de sus actividades delictivas. La razón es fácil de comprender: solo ejerciendo el crimen desde la sombra, es posible que el mismo tenga éxito, ya que se evita la persecución de la Justicia, y de las acciones policiales.

Por la experiencia, y por la lógica, llegamos a la evidente conclusión de que, solo donde existe impunidad, florece la ilegalidad, y las asociaciones de malhechores o mafias, se convierten en una realidad cotidiana, que, de no ponerle veto, llega a ramificar sus raíces, adquiriendo una profundidad, de la que se hace muy complicado arrancarla, posteriormente.

Por esta razón, y atendiendo al refrán popular, de que es más fácil prevenir que curar, nunca es conveniente facilitar a nadie, por muy puesto que esté, o por mucho poder que tenga, que se pueda ocultar, mientras realiza toda clase de trastadas, que podrían ir, desde el robo y la persecución, hasta el asesinato. Hacer esto, sería incentivar la proliferación de lo que en España se venía conociendo como «los señoritos», institución arcaica, de cuando no existía la democracia ni el Estado de Derecho, en lo que también se ha venido en denominar, «la España profunda».

Esta es la única manera de acabar con «la España profunda», y con los caciques y las mafias, irrespetuosas de los derechos fundamentales, constituyendo una especie de poder subliminal o en la sombra, que toma por costumbre hacer las cosas a su manera, en la más pura y dura ilegalidad.

Ocultar la realidad social, y evitar la crítica, es una forma muy efectiva de fomento del alcantarillado, en la vida cotidiana de una región o de una nación. La vida de los ciudadanos de un país, se debe regir por la ley y por el Derecho vigente, en cuanto a su vertiente pública y social; mientras que en su lado privado e íntimo, debe imperar el respeto más absoluto por parte de todos los demás. De otra manera, se estarían violando los derechos humanos, y estaríamos creando un paraíso de la discriminación y del abuso, disimulado, y más o menos discreto, pero siempre nefasto para la democracia, y para el impero de la ley.

FRAN AUDIJE

Madrid, España, 27 de febrero del 2023