Ciudad de México 2 de marzo del 2023
Cumplir el deber, tiene que ver con la realización concienzuda y responsable, de las funciones u obligaciones, que nos son propias. Ya sean estas de carácter permanente, por ejemplo, en mis labores del trabajo, o en relación a mi familia; ya sean de tipo pasajero u ocasional, por ejemplo, cuando nos encontramos con situaciones fortuitas, en las que de nuestra diligencia depende la salvación de algún bien común social o vital de alguna persona, que se pudieran encontrar en dificultades.
El cumplimiento del deber, viene adjudicado por la ley o por la ética. En el trabajo, estamos obligados a rendir profesionalmente, según el contrato al que estamos sujetos. Si circulamos con un vehículo por las carreteras, estamos obligados a seguir una serie de normas de tráfico, impuestas por el Código de la Circulación. Otro tipo de coerción ordenada se produce, en el sentido de la ética, cuando mantenemos relaciones sociales que no están reguladas por el Derecho, cual sería el caso de las normas básicas de convivencia, en lo que conocemos como «ser educado». Estas últimas son normas de higiene, o de decoro a la hora de comer, el mantenimiento de una actitud de escucha, cuando nos hablan, la gentileza en el trato a las personas mayores y a los niños, también, eventualmente, la caballerosidad con las damas, y un largo etc, de actitudes que facilitan el entendimiento y la convivencia cotidiana en la sociedad.
Pero el cumplimiento del deber tiene su lado negativo, como sería el incumplimiento del deber. Es en este segundo caso, reverso del primero, cuando nos damos cuenta de lo vital que resulta que todos cumplamos con las obligaciones que nos vienen impuestas por la ley o por la ética, puesto que la sociedad viene a funcionar como un verdadero engranaje, en el que si una sola pieza de ese engranaje falla, todo el resto de la maquinaria mantendrá disfunciones, que podrían llevar al fracaso diversos fines sociales, que pudieran estar en procesos de realización.
En el sentido anteriormente apuntado, encontramos en tal engranaje social, una escala de eslabones, o de procesos, que dependen unos de otros para poderse desenvolver adecuadamente, de manera que, si fallan los eslabones de mayor rango o responsabilidad, aquellos procesos que les continúan, difícilmente van a ser capaces de hacer un buen trabajo satisfactorio, para lo que se trata de lograr.
Si el Gobierno de la nación, se constituye en una asociación de malhechores, donde cunde la corrupción, y nadie hace el trabajo encomendado por las leyes, que sería cumplir el deber, pues todo lo que baje desde aquel estadio superior viciado, saldrá con graves trabas y defectos, por mucho que se esfuercen los estratos subordinados, en llevar a cabo una tarea o misión, lo mejor hecha posible. Esta es la razón de porqué es tan importante acabar con la corrupción en las Instituciones y altas instancias de los Estados, pues dejar de cumplir con nuestro deber, produce un efecto dominó sucesivo: cada una de las piezas, al caer o fallar, provoca la caída o el fallo de la siguiente, y así paulatinamente, hasta causar, incluso, verdaderos caos y situaciones catastróficas.
FRAN AUDIJE
Madrid España, 2 de marzo del 2023
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