Y me dice un amigo que la Esperanza, era una «prosti» muy buena, que trabajaba a domicilio, y que ha tenido secuelas; para entendernos, que ha sentado escuela, de manera que hay otras «Esperanzas» a domicilio, tan buenas o mejores que la originaria.
Continúa mi amigo hablando, y me dice que el fracaso no existe, que lo que existe es el aprendizaje de la vida. Explica, que la palabra fracaso la debemos desterrar de nuestro vocabulario, según las últimas consignas de los partidos políticos.
Dice mi amigo, que debemos aceptar la realidad, que enfrentarnos a la realidad solo contribuye a amargarnos la vida. Es mejor encajar lo que nos ocurre, y no luchar o ser rebeldes. Está comprobado que hacerse el héroe no es algo práctico ni inteligente.
Según caminamos por la calle, pasamos al ladito de una oficina del INEM, donde vemos una cola kilométrica del Paro laboral. Todos aquellos que están en la cola, presentan cara de póker o de pocos amigos, y yo me pregunto si es que no acaban de aceptar la realidad, porque, claro, serían felices si la aceptaran. Al tiempo que voy pensando esto, escucho a un parado de la larga cola, quejarse ante otro de que le han cortado la luz en casa, porque debe no sé cuantas facturas, y lo peor es que tampoco está pagando la hipoteca, porque, como es lógico, antes tiene que llevarse el pan a la boca. Desde luego, habría que ser un artista para aceptar todo esto, y dejar de angustiarse.
Una vez pasamos la cola del Paro, inmediatamente, hay un prostíbulo. Nos quedamos observándolo, y parece un lugar muerto, cerrado a cal y canto. De pronto, alguien abre la puerta, y vemos el interior, que, sin embargo, se presenta muy animado. La barra está atestada de mujeres y hombres que alternan, mientras toman una copa. Esto que vemos es la «punta del iceberg» del burdel, porque el plato fuerte está en el sótano, plagado de habitaciones, donde la carne se vende definitivamente, y se obtiene placer. Un placer perdido, que se viene buscando a cambio de dinero, y de denigrar a otras personas. A ellas se las ve tan flamencas, sin embargo… puede que hayan aceptado su realidad.
Ya, por fin, en mi casa, caigo en el sofá rendido, y me acuerdo de la Esperanza, de los parados, y de mis propias circunstancias. Los tabiques finos dejan atravesar una melodía: «All you need is love, all you need is love, all you need is love, love, love, love is all you need…»
FRAN AUDIJE
Madrid,España, 18 de marzo del 2023
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