Quebranto de Banco Accendo arrastra a la tesorería estatal.

Por: Atilio Alberto Peralta Merino

El quebranto de Banco Accendo, la subsiguiente cancelación de la autorización conducente por parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y la previa sujeción a procesos penales de quién fungiera como su presidente de consejo F.J.R.C, dejan en entredicho el destino de 600 millones de pesos de la tesorería estatal de Puebla que se habrían invertido, al decir de la secretaria de finanzas local, en dicha institución.

Las notas de prensa hoy publicadas, no hacen referencia a un depósito, sino a una “inversión”, de donde se corrige que la tesorería local habría adquirido un paquete accionario del banco en liquidación, ante lo que surgen no pocas interrogantes.

¿Estamos acaso ante la reedición del «hoyo financiero» derivado de la irresponsable y frustrada inversión en la bolsa de NYSE del tesoro local que llevó a cabo el extinto Rafael Moreno Valle? Recuérdese que un desplome del índice “Dow Jones” provocó durante un largo trecho de tiempo la penuria de las finanzas locales, dejando al descubierto inversiones realizadas en clara contravención a las prohibiciones estipuladas en el Artículo 117 de la Constitución, precepto que, dicho sea de paso, no parece preocupar mucho tampoco a las actuales autoridades locales.

Adam Smith señalaba que lo adecuado en materia de finanzas públicas era la estabilidad presupuestal, y no la acumulación de excedentes que es propia de las agrupaciones mercantiles, criterio que esgrimía con el fin de impulsar la actividad económica, siendo incluso proclive a que se adoptara una política de gasto público con un déficit adecuado autofinanciable.

En consecuencia, de acuerdo a los criterios de la más pura ortodoxia de la economía clásica, el eventual superávit primario debió destinarse a la amortización de deuda, a gastarse en mejoras o ampliación de la infraestructura, o incluso en gasto social, antes que en inversiones en entidades financieras de nuevo cuño y dudosa solvencia.

Existen por lo demás, diversos títulos emitidos por la tesorería federal con rendimiento a tasa fija, siendo los CETES los más conocidos de ellos que bien pudieron ser objeto de las inversiones públicas a cargo de la tesorería local, tesorería que, dicho sea de paso, no reviste por ningún motivo, el carácter de fondo de inversión de cobertura de riesgo.

Me pregunto ante tal debacle financiera si acaso Sergio Salomón Céspedes Peregrina y Teresa Castro Corro ¿deberían renunciar al cargo?

albertoperalta1963@gmail.com


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