LA AMBICIÓN DE UNA ESPAÑA MODERNA

Soy testigo de cómo a los políticos de los primeros años de la actual democracia en España, les preocupaba sobremanera la idea de hacer de este país, «un país moderno».

En seguida se comenzó a actualizar el Ordenamiento Jurídico español, adaptándolo a una realidad más próxima a lo que, para entonces, consideraba la clase política española que era lo avanzado, es decir, seguir el modelo de la Unión Europea, y de los Estados Unidos de América, precisamente los entes y naciones, que condicionaban el acceso de España al Occidente desarrollado, y, por tanto, al grupo de naciones que lideraban y lideran el mundo, merced a su desarrollo económico, pero también en cuanto a las libertades de las que goza su ciudadanía, básicamente resumidas en el respeto de los derechos humanos.

Estados Unidos y Europa, querían que España abandonara su régimen dictatorial, a pesar de que había evolucionado hacia una tiranía permisiva, o «Dictablanda», y se convirtiera a la democracia y al Estado de Derecho. De tal manera, se nombra a una persona de reconocida honradez, competencia y talante moderado, como fue Adolfo Suárez, para lograr esta transformación, al menos incipiente, a la que España no debía negarse, por no quedar comprometido su futuro desarrollo, y su propia subsistencia como nación.

Una vez pasada la prueba de fuego de la Transición a la democracia, ejemplarmente conducida a buen término por Adolfo Suarez, se comprueba que los políticos españoles, tan preocupados por la «modernidad» de España, comienzan a aprobar leyes que autorizaban el divorcio, que despenalizaban el aborto… al tiempo que se va derogando paulatinamente, esa España donde la institución familiar cristiana estaba consagrada desde el Estado: desaparecen los «cabeza de familia», y se produce la igualdad legislativa entre mujeres y varones.

También fui testigo, de cómo, llegada la década de 1990, comienza una labor de minería o alcantarillado, para ir cambiando también la mentalidad tradicional de los españoles, en relación a los hábitos afectivos y sexuales, de cara a relajar la moral en este sentido. Todo ello, tiene como consecuencia, un descenso drástico de la práctica católica y religiosa en España, ya que la moral se ha vuelto más permisiva, y, como es de esperar, la Iglesia permanece anclada en su rigidez dogmática y muy exigente respecto de las relaciones amorosas.

Consecutivamente a todas estas modificaciones legales y sociales, dentro del poder político español, se ha desarrollado una profunda corrupción, que pasa de la apropiación o malversación de capitales públicos, a la violación de derechos fundamentales, sin dejar de mantener a todo bombo y platillo, que España es una democracia, que aquí se respetan los derechos humanos, y que se detesta a la España franquista dictatorial.

Tenemos la impresión, de que los políticos españoles nos están dando gato por liebre a los españoles. Nos quieren hacer creer, que lo moderno es el sexo por el sexo, y desean que asumamos como naturales, las manipulaciones que se producen desde el poder, que no son otra cosa que abusos y violaciones de los derechos humanos.

Nunca deberíamos permitir que se nos engañe con el argumento, de que España es un gran país, y de que somos «la caña». Un gran país es un país donde se respetan los derechos humanos, donde la corrupción en el poder está controlada por la judicatura, donde hay trabajo y oportunidades para todos los españoles, y donde, en definitiva, se realiza una gestión correcta de los servicios sociales, a los que todos debemos tener acceso con garantía de respeto a nuestros derechos de ciudadanía y de personas.

España debe exigir a sus gobernantes derechos y libertades, y no conformarse nunca con el incentivo de lo instintivo. Una nación no solo come y satisface su libido, sino que debe alimentarse de la cultura, debe poder trabajar con dignidad, debe poder amar en libertad, y debe ser capaz de diseñar su propio futuro en libertad, y en el respeto total de la intimidad de las personas. Esto sería una España moderna y desarrollada, lo otro es una comedia política, que, tarde o temprano, nos llevará al fracaso como nación.

FRAN AUDIJE

Madrid,España,25 de Mayo del 2023

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores


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