Durante las últimas semanas, llevo viendo en Redes, una especie de eslogan, que hacen aparecer como cita dicha por diferentes famosos. La frase en cuestión, reza del siguiente modo: «Para ser feliz, lo importante es que nada nos importe demasiado».
Vemos al personaje al que se achaca esta cita, ya sea el reciente fallecido escritor Antonio Gala, o el actor británico Anthony Hopkins, en poses tan relajadas y circunspectas, que el susodicho mensaje penetra directo hasta la médula, prácticamente sin oposición crítica alguna, por parte de nuestro intelecto.
Por todo esto, me gustaría comentarlo, realizando una leve crítica sobre la lapidaria frase, que queda en entredicho: desde mi punto de vista, a todo debemos otorgarle la justa importancia que puede tener para nosotros, y, aunque cada uno es cada cual, y la importancia de los acontecimientos es susceptible de variar, en función de la manera de ser de cada persona, nunca deberíamos relajarnos de tal modo, que nada nos importe nada, o dejemos de valorar la importancia que puedan tener las cosas.
Si todo tuviera una importancia relativa en la sociedad, los delitos y las faltas, dejarían de existir, y la corrupción en las costumbres y en la política, se haría insoportable para la gente cabal y cuerda, puesto que la impunidad llegaría a límites de una permisividad grosera y grotesca.
Recordemos aquella anécdota del emperador romano Calígula, en la que es invitado por uno de sus grandes amigos, a la boda de este. Llega Calígula a la celebración, y, dando rienda suelta a sus más bajas apetencias, ordena al novio y a la novia, mantener una relación sexual con él, primero el uno, y después la otra. Es decir, como nada nos importa demasiado, el que cuenta con poder para hacer lo más extravagante y surrealista, lo lleva a cabo, puesto que tiene poder y capacidad para realizarlo, dejando de pasar sus acciones por el tamiz de la ética, de la moral, y de las leyes.
En muchas ocasiones, el parámetro para medir la importancia de lo que ocurre o podría ocurrir, tiene como referencia a la gente que nos rodea, y la educación y los principios con los que los mismos están dotados, ya que los principios educativos, van a provocar aceptación o rechazo al comportamiento de los demás.
De no haberles importado a los españoles la situación crítica que se vive en la sociedad, la economía, y la política, en la última cuestación popular, celebrada hace pocos días, hubiera dejado de producirse el vuelco Electoral que, de hecho, se ha producido, en una importante llamada de atención a los gobernantes españoles, para que se pongan las pilas.
Como hemos dicho, todo guarda una mayor o menor importancia, según el criterio bajo el que se juzgue. Pero, si el criterio general, fuera que nada importa nada, y que todo nos importa un bledo, este mundo acabaría por ser devorado por las ratas, sin que nadie pusiera la más mínima oposición, ni el menor de los impedimentos.
FRAN AUDIJE
Madrid, España, 30 de mayo del 2023
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.
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