LA POLITIZACIÓN DE LA SOCIEDAD

Recuerdo con gran alegría, aquella célebre película cubana: «Fresa y chocolate», en la que se narra con suma sensibilidad, la amistad entre un homosexual y un heterosexual, dentro de las peculiares circunstancias que se viven en la cuba castrista, donde, como queda reflejado en el filme, los homosexuales viven discriminados por el régimen político, ya no solo por sus opciones sexuales, sino también por sus posibles ideas sobre cómo realizarse en la vida, las cuales no siempre coinciden con las pautas políticas oficiales al respecto.

En «Fresa y chocolate», quedan patentes algunos detalles de lo que supone vivir bajo un estado de politización social: por ejemplo, se habla de la figura de «la de vigilancia», que es una vecina pagada por el Estado, para que actúe de comisaria política en la Comunidad de vecinos. Debido a la presencia de estos elementos de vigilancia y control social, los ciudadanos se ven obligados a idear estratagemas, para burlar esta vigilancia, y poder expresarse tranquilamente, sin tener que andar amordazando su lengua ni su cerebro. Se ve en la película, que la música distorsiona las conversaciones, e impide la escucha fiel de los que escuchan a través de las paredes, amenazando con una denuncia ante las autoridades, por haber dicho esto o lo otro, o por haber hecho esto o lo otro, que no es políticamente correcto.

Se me ocurre el ejemplo de Cuba, para ilustrar a lo que me estoy refiriendo con una politización de la sociedad, pero se podrían poner muchos otros ejemplos. Todo aquel lugar donde el Estado mantiene un control tan exhaustivo en la vida de los ciudadanos, lo que está haciendo es politizar la sociedad. Y todo aquel país o nación, que vive bajo parámetros de imposición de comportamientos y criterios, o maneras de pensar, es un lugar donde no existe la libertad, porque te obligan a responder a unos clichés y a unos modelos, con los que no todo el mundo, ni mucho menos, desea o se encuentra capacitado, para hacerse a imagen de los mismos.

Hace tiempo que se habla de poner en marcha una sociedad «diversa», y lo que yo entiendo por una sociedad diversa, no es otra cosa que una sociedad donde hay cabida para todos, aceptando que existen colectivos que defienden diferentes intereses y posturas, y que todos «somos de nuestro padre y de nuestra madre». En este sentido, en una sociedad diversa, debe haber oportunidades para todos, y no solo para los que se identifican con el que está en el poder. Una sociedad diversa, entonces, sería un lugar dónde seamos como seamos, y pensemos como pensemos, vamos a poder realizarnos como personas, sin necesidad de interferir en la realización de los demás.

Una sociedad diversa, no es aquel lugar dónde todos somos iguales, porque alguien que manda dice que esa manera de ser es la mejor. Esto lo que sería es una sociedad politizada, es decir, una sociedad dónde hay que ser y hacer lo que manda el poderoso. Distingamos, pues, entre diversidad y uniformidad. La diversidad es lo que distingue a las democracias, y la uniformidad es una de las definiciones del totalitarismo.

FRAN AUDIJE

Madrid,España,16 de junio del 2023


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