En los últimos días, la nación francesa ha saltado a las primeras páginas de los medios de comunicación, merced a una desatada violencia generalizada en todo el país, cuyo detonante ha sido la aprobación por parte del Gobierno del presidente Macron, de la reforma de las pensiones, cuya medida estrella consiste en aumentar la edad de jubilación a los 64 años. Según los sindicatos franceses, con esta reforma, se está afectando de manera fundamental a las bases del Estado del Bienestar. Según el presidente francés, Enmanuel Macron, era de primera necesidad adoptar esta medida, por impopular que sea, ante la crisis económica, de manera que se está evitando la adopción de otras medidas de mayor calado lesivo, como serían el aumento de los aportes jubilatorios, recortes en los montos de las pensiones, e incluso un aumento de los impuestos.
Francia es la séptima potencia económica mundial, justo detrás de Reino Unido e India (WEF, 2022). En 2020, debido a la pandemia del COVID-19, Francia sufrió una de las contracciones económicas más duras entre los países de la UE (-8%), pero la economía empezó a recuperarse en 2021 (+6,8%). Sin embargo, la invasión de Rusia a Ucrania y la posterior crisis energética afectaron la recuperación. En 2022, después de una fuerte recuperación después de la pandemia, la economía francesa fue golpeada por la crisis energética ocasionada por la invasión de Rusia a Ucrania. A pesar de contar con energía nuclear y una baja dependencia al gas de Rusia, Francia debió afrontar un fuerte enfriamiento de la actividad económica y una elevada inflación. La tasa de desempleo, que subió hasta el 8% en 2020, bajó al 7,5% en 2022 y se estima que se mantendrá en este nivel en 2023 (7,6%) y 2024 (7,5%) (FMI).
Sin embargo, y a pesar de que Francia atraviesa por tormentas económico-sociales, que entran dentro de lo comprensible, el presidente Macron suele utilizar la comparación con España, para sacar pecho ante la ciudadanía francesa, poniendo el ejemplo de nuestro país, como uno de los casos más claros de hacer lo que no se debe. Y no anda lejos de la triste realidad, el presidente francés, pues si cotejamos a Francia con España, utilizando datos oficiales, España sale muy mal parada de tal odiosa comparación.
Francia es un país de pueblo bastante despierto, y muy bravo a la hora de reivindicar sus derechos ante cualquier Gobierno de turno. Muy diferente es el caso de España, donde, a pesar de la gravísima incidencia de la crisis económica, y del problema social reconocido, que supone la corrupción política, los españoles adolecen de una gran pachorra a la hora de ponerle las pilas a sus gobernantes. Se habla, incluso, de un pacto entre los sindicatos y el Gobierno español, para mantener la situación en paz, a pesar de la gravedad de lo que está pasando en España, donde no solo estamos ante una situación económica calamitosa, sino que llevamos años de recortes en derechos fundamentales, especialmente relacionados con la libertad de expresión.
A mi juicio, los disturbios franceses, que tanto llaman la atención en la prensa mundial, son mucho ruido y pocas nueces. Si seguimos la comparativa con España, en nuestro país, lo que tenemos es justo lo contrario: muchas nueces, y poco ruido.
FRAN AUDIJE
Madrid,España,2 de julio del 2023
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