Escucha el artículo.
Tiempo de lectura 3 minutos
En España continuamos con la puñetera manía de no perdonar ni olvidar, nuestro pasado más canalla y cainita. Un pasado que, cuanto más se aleja en el tiempo, menos sensación da de curarse o superarse, en un fenómeno muy «Spanish», muy de la sangre vengativa y ajusticiadora, que corre por las venas ibéricas de los españoles.
El proceso de «Memoria Histórica», trata de hacer justicia con las víctimas de la Guerra Civil española, de entre 1936 y 1939, así como se fija en otros momentos históricos, en los que la expansión del Imperio español, también dejó un rastro de víctimas, y una reputación hacia España, francamente peyorativa.
En el caso de la Guerra Civil, se están desenterrando muertos y rencillas, que ya parecían curados o superados, con la mentada intención de reparar y recuperar memoria. Lo contradictorio del todo, es que tal recuperación memorial, excluye a las víctimas del bando vencedor, el bando nacional, puesto que los promotores dan por hecho que aquí solo hubo víctimas republicanas. Estaría bien que nos explicaran todo esto mejor, porque no lo entiendo en absoluto: ¿Una guerra fratricida, donde todas las víctimas están en un solo lado?.
Es fácil concluir, pues, que se despierta el fantasma de un pasado lamentable, pero que carece de operatividad en nuestro tiempo, donde España ha sufrido una metamorfosis radical, muy alejada de las circunstancias que desencadenaron nuestra traumática Guerra Civil. De tal manera, lo que se está logrando es acentuar la división espiritual e ideológica, de una España que carece casi por completo, de similitud alguna con la España de la década de 1930.
Como bien sabemos, la unidad hace la fuerza, y la división nos debilita. Bastante divididos estamos ya, merced al nacionalismo independentista, en ciertas regiones neurálgicas, como para ahondar la división social y emotiva de este país, afortunado en todo, excepto en la calaña política que ocupa la cúpula del poder.
Mientras no me lo expliquen de otra manera, la pretendida justísima «Memoria Histórica», con la que se quiere resucitar el pasado español más canalla, de manera parcial e inoperativa, es muy propio de la incompetencia que suele caracterizar a los políticos españoles, concentrados en asuntos que suelen ser de nimia importancia, al lado del exiguo futuro laboral, que les espera a nuestros jóvenes, y al lado de muchas cosas que pasan, como la marginación a la que el Estado somete a una parte de la ciudadanía, porque no comulga con las ruedas de molino ideológicas y adoctrinadoras del poder.
España es un país muy apasionado, de sangre caliente y revuelta, donde el orden no es fácil mantenerlo, y la lógica racional pende generalmente del sentimentalismo de los corazones. Todo esto facilita la corrupción, y facilita la nostalgia del pasado, no siempre aconsejable de resucitar, y de volver a colocar en el candelero. Un candelero muy incandescente, con alto poder inflamable.
FRAN AUDIJE
Madrid,España,10 de agosto del 2023
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.
Descubre más desde REVISTA UNIDAD PARLAMENTARIA
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
