SM Rico
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En Ecuador, el asesinato a tiros de Fernando Villavicencio, candidato presidencial, ha agudizado la percepción de vulnerabilidad ante la actividad criminal que ha proliferado en los últimos tres años en el país. Villavicencio, quien denunció amenazas atribuidas a un grupo delictivo local vinculado al cártel mexicano de Sinaloa, fue asesinado a plena luz del día tras un mitin, rodeado de simpatizantes y agentes policiales.
El impacto del asesinato del candidato ha puesto de relieve la violencia reinante y ha centrado la atención en las medidas gubernamentales para recuperar el control territorial. La agencia AP en una nota escrita por Sara España el 11 de agosto, explora las raíces de la ola de homicidios violentos en los últimos tres años y las posibles conexiones entre el crimen organizado y la esfera política.
En cuanto a las amenazas que enfrentaba Villavicencio, durante su campaña electoral señaló que el grupo delictivo conocido como los Choneros, dirigido por el alias Fito, lo había amenazado. Relacionó a Fito con el cártel de Sinaloa y advirtió que tanto él como su equipo de campaña corrían peligro si continuaba mencionándolo en sus declaraciones públicas.
El asesinato del candidato resalta aún más el problema de la violencia en Ecuador y pone en evidencia las acciones gubernamentales para controlar la situación. Tras el asesinato, la Fiscalía informó sobre la detención de seis personas en Quito, todos de nacionalidad colombiana. Uno de los sospechosos murió después de un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad.
El presidente Lasso solicitó el apoyo del FBI en la investigación del asesinato y la agencia estadounidense accedió a colaborar. En un contexto de violencia creciente en los últimos tres años, el asesinato de Villavicencio no es el único ataque a figuras políticas prominentes. El alcalde de Manta fue asesinado en circunstancias similares, lo que subraya la conexión entre la política y el crimen organizado en el país.
Se ha especulado sobre la posible relación entre políticos y grupos delictivos, y aunque Villavicencio fue el único en denunciar formalmente esta conexión, existe una percepción generalizada de que la clase política podría estar involucrada con estructuras criminales.
La violencia en Ecuador tuvo su origen en motines sangrientos en cárceles en 2021, que desencadenaron una serie de enfrentamientos y asesinatos dentro y fuera de las prisiones. Desde entonces, la violencia se ha propagado a las calles, con secuestros, asesinatos y extorsiones que generan un ambiente de temor en la población.
Los cárteles mexicanos también han estado involucrados en esta espiral de violencia, y grupos locales como los Choneros y los Lobos han sido vinculados con el cártel de Sinaloa y el cártel de Jalisco Nueva Generación, respectivamente.
El gobierno ha tratado de abordar la situación mediante estados de excepción y el despliegue militar para recuperar el control en las cárceles. A pesar de los esfuerzos, la violencia sigue en aumento, y se han registrado miles de muertes violentas en los últimos años, junto con un incremento en las incautaciones de drogas.
En resumen, el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio en Ecuador resalta la problemática de la violencia y la posible conexión entre el crimen organizado y la política en el país. La violencia ha aumentado en los últimos años, con cárteles mexicanos involucrados y una serie de ataques a figuras políticas. A pesar de los esfuerzos gubernamentales, la violencia persiste y genera un clima de inseguridad en la población.
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