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Alfredo Juárez Maldonado

Morelia, Michoacán, 16 de agosto del 2023

A 482 años de la fundación de Morelia, nuestra ciudad aun parece tener diferentes realidades dependiendo la zona en la que vives. Y es que desde hace algunos años el desarrollo urbano en la Capital del Estado se encuentra alineado a los intereses de inmobiliarias que solo parecen administrar el diseño una ciudad.

El desarrollo urbano de nuestra ciudad es bastante profundo y complejo, convergen intereses económicos, políticos, ambientales, sociales e incluso aspectos históricos, en esta ocasión hablaremos de un par de lugares muy significativos en capital desde una perspectiva global. El primero caso que vale pena revisar con lupa él es conjunto habitacional Villas del Pedregal, desarrollado por el Grupo Inmobiliario HERSO. Este se encuentra ubicado al oeste del centro de la ciudad y cuenta con un total 31,823 habitantes según el último Censo de INEGI 2020, con un total de 16,507 viviendas hace que 1 de cada 3 casas que se venden en Michoacán sea de esta inmobiliaria, según datos presentados por la propia inmobiliaria.

La construcción de este conjunto habitacional, según sus creadores, se hizo con la promesa de poner al alcance de la población casas de interés social accesibles y de calidad, aunque si revisamos los materiales y dimensiones de las construcciones nos podemos dar cuenta que se diseñaron con el único fin de la obtención de ganancias. En retrospectiva, representa un lucrativo negocio a costa de las ilusiones y sueños de los que con mucho esfuerzo se endeudan para tener un patrimonio.

Hablar de Villas del Pedregal es hablar de cerca del 4% de la población total de Morelia, distribuidas en 50 manzanas. Esta misma cantidad de población es superior incluso a más de 50 municipios en el Estado y en la actualidad este fraccionamiento se encuentra sumergido en la falta de servicios públicos como el agua, salud, educación, alumbrado y en la inseguridad, que día a día aumenta.

El segundo caso con el que contrastaremos es el desarrollo denominado “La Nueva Morelia” construido por el Grupo Altozano, ubicado al sur de la ciudad. Se extiende en una superficie de poco más de 450 hectáreas y cuenta con un plan maestro que contempla un club de golf, fraccionamientos residenciales, centros educativos, áreas comerciales, zonas hoteleras, centros médicos y un área de corporativos, esto con la intención de tener todas las comodidades de una ciudad moderna a la vuelta del residencial. La Nueva Morelia sigue el modelo de los macro desarrollos inmobiliarios que se han creado en el país haciendo pequeños satélites en las ciudades beneficiándolas con la atracción de inversiones públicas y privadas en infraestructura. En ambos casos lo que impera es el negocio de las ventas, sin importar su tamaño o la cantidad, se utilizan estrategias de mercadeo para conquistar diferentes clases de público jugando con las emociones del comprador atendiendo su grado de ingresos, así nos damos cuenta de que las inmobiliarias solo buscan la ganancia sin importar de donde provenga.

Hablar de estos dos lugares fue solo para comprender la magnitud de las desigualdades que se materializan en el desarrollo urbano, pero bien se pueden exponer otros como Ciudad Tres Marías y la Aldea. Por un lado, tenemos modernos y lujosos desarrollos que cuentan con todos las condiciones y servicios públicos necesarios para una vida cómoda y por otro, tenemos fraccionamientos con grandes concentraciones de población que carecen de lo más elemental para el desarrollo de la vida, en paralelo debemos preguntarnos quien autoriza y por qué la construcción de estos fraccionamientos, y si se prevé el impacto que causa en el medio ambiente, los morelianos debemos pensar en que modelo de ciudad queremos para el presente pero también para el futuro y exigir transparencia en los permisos y leyes que regulen el desarrollo urbano.

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