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Luis Navarro García
Chinchón,(Madrid), España, 20 de agosto del 2023
Sirva como homenaje a la vida de este gran investigador, humanista, filólogo y poeta, al que la lengua castellana le debe absolutamente todo.
Antonio Martínez de Cala y Xarana, Lebrija (Sevilla) 1444 – Alcalá de Henares 2 de julio de 1522.
Se cumplen 531 años (18 de agosto de 1492) de la publicación de la primera edición de la «Gramática sobre la lengua Castellana», escrita en Zalamea, pueblo del alcalde de la insigne obra de Pedro Calderón de la Barca.
Es la primera obra dedicada al estudio de una lengua castellana y sus reglas y primer libro impreso centrado en el estudio de las reglas de una lengua europea occidental que no es el latín.

Tras esta publicación, la gramática comenzará a ser considerada como una disciplina que estudia las reglas de una lengua, hasta la aparición, en el S. XIX de la lingüística como disciplina científica.
Segundo de cinco hermanos: tres hermanos y dos hermanas. Pasó la niñez en su tierra natal, a la que dedicará años más tarde la poesía “Salve, parva domus”
A los 15 años se traslada a Salamanca para cursar el bachillerato en Artes, estudios que incluían disciplinas como Lógica, Filosofía Natural y, de manera muy especial, gramática y literatura latina.
A los diecinueve, se fue a estudiar a Italia, donde disfrutó una beca del Real Colegio de España o de San Clemente de los Españoles, en la Universidad de Bolonia. Allí estuvo diez años.
Fue, cronológicamente, el primer humanista hispánico. Célebre por su Gramática castellana (1492), primera gramática en una lengua europea moderna, fue el introductor del humanismo renacentista italiano en la Península Ibérica, en la temprana década de 1470.
Su estancia en Italia marcaría profundamente el resto de su vida. En la Bolonia de los años 60 del siglo XV, entró en contacto con las ideas del humanismo y se familiarizó con la obra de autores que, como Lorenzo Valla o Ángelo Poliziano, denunciaban la degeneración que había sufrido la lengua latina, y propugnaban la recuperación de la cultura clásica y la edición rigurosa de textos antiguos.
El 6 de diciembre de 1470 se presenta en Bolonia la renuncia de Nebrija a su plaza.
Regresa a Salamanca, donde inicia su carrera académica como lector de Elocuencia y Poesía, para, un año después, conseguir la Cátedra de Prima de Gramática.
Como polímata, trabajador incansable y hombre superdotado, sus campos de actividad no se limitaron a la filología de la lengua castellana y las lenguas clásicas (latín, griego y hebreo) sino que abarcaron amplias áreas culturales: Nebrija fue gramático, traductor, exégeta bíblico, docente, catedrático, lexicógrafo, lingüista, escritor, poeta, historiador, cronista real, pedagogo, impresor y editor.
«Introductiones latinae», este librito de texto para el aprendizaje del latín salió de la imprenta en 1481 con una tirada de mil ejemplares que se agotaron muy pronto; su éxito fue tal que tanto en vida de su autor, como en años posteriores hasta el siglo XX, tendría numerosas ediciones y reimpresiones.
Entre 1487 y 1504, en este periodo, junto a la edición bilingüe de las Introductiones, publica en 1492 la Gramática sobre la lengua castellana, la primera que existe de una lengua romance.
A principios del siglo XVII la obra fue refundida por el también humanista y escritor jesuita Juan Luis de la Cerda, con el título de «Arte de Nebrija», y así circuló hasta época reciente. Al mediar el siglo XVIII apareció una edición contrahecha del Conde de Saceda. En 1893 el Conde de la Viñaza reprodujo gran parte del texto en su Biblioteca histórica de la Filología española, y al año siguiente Menéndez Pelayo reprodujo el libro II en su Antología de poetas líricos.
Ese mismo año (1492) aparece el Diccionario latín-español, y en 1495 el Vocabulario español-latín. El primero constaba de más de treinta mil vocablos, y el segundo superaba los veinte mil.
Corregir los errores de la Vulgata no era enmendarle la plana al Espíritu Santo.
En 1506 comienza el proceso inquisitorial contra Nebrija. El motivo fue su disputa con el grupo de teólogos que participaban en la redacción de la Biblia políglota, del que el humanista formó parte a instancias del Cardenal Cisneros. Mientras que los teólogos consideraban que el texto de la Vulgata debía permanecer inalterable, Nebrija defendía que había que revisarlo. Gracias a la intervención de Cisneros pudo librarse de las actuaciones del inquisidor general de Castilla, Diego de Deza, que había ordenado confiscar sus trabajos.
En su contexto histórico, el rigor de su trabajo era siempre científico, nunca especulativo. Su legado fue y es de enorme influencia no solo en España sino también en Europa y América (las gramáticas europeas y la preservación de las lenguas indígenas amerindias o precolombinas, deben mucho a Nebrija).
El cardenal Cisneros le concede en 1514 la Cátedra de Retórica de la universidad de Alcalá de Henares.
Hasta el final de sus días mantuvo su espíritu investigador.
De este periodo final, su obra más importante es: «Las Reglas de Orthographia de la lengua castellana», que se publicó en 1517.
Parece que, a mediados del siglo XVI, el vocabulario de Nebrija estaba bien asentado al otro lado del Atlántico, en Mesoamérica. Pero aún seguirá extendiéndose su uso con fines lexicográficos entre los misioneros por Sudamérica y el resto de la Nueva España.
La imprenta mexicana se estrenó con una primera edición del Vocabulario de la lengua castellana y mexicana de Molina en casa de Juan de Pablos, en 1555, y, una segunda, muy aumentada y con la parte mexicano-castellana, publicada en 1571 en las prensas de Antonio de Spinosa. Molina redactó las entradas de su vocabulario castellano-mexicano a partir de las entradas del Vocabulario español-latino de Antonio de Nebrija; aunque no se limitó a dar la equivalencia nahua, sino que actualizó las entradas castellanas acomodándolas al léxico novohispano de mediados del siglo XVI (Hernández 1994). Para ello, se basó, preferentemente, en la segunda edición del Vocabulario español-latino de Nebrija, la publicada en Sevilla en 1516, tanto en la edición del vocabulario de 1555 como en la de 1571 (Karttunen 1995).
Algunos datos de interés sobre él:
Era un hombre orgulloso, recio, pero buen diplomático (llegó a ser cronista del Reino), sumamente laborioso y resiliente ante las adversidades. Hay testimonios de su admiración hacia el género femenino, él mismo justificó el abandono de su prometedora carrera eclesiástica a la concupiscencia que lo llevó al matrimonio. Pero esos no fueron los únicos vicios en la vida de Nebrija, pues también es conocido que, en Alcalá de Henares, el cardenal Cisneros le aconsejaba a su esposa que no le facilitase el acceso al vino durante el día, apuntilla el académico.
La vida de Nebrija, asimismo, siempre estuvo ligada a la imprenta. Nació en 1444, la misma década en la que el invento que revolucionaría el conocimiento a nivel mundial empezaba en Maguncia. En 1465 la imprenta llegó a Italia, igual que él a Bolonia, y cuando regresó a España, en 1470, tan solo quedaba un año para que se instalara en el país la primera imprenta. “Él fue el primero en utilizar al máximo este nuevo instrumento para difundir sus ideas y saberes y para obtener compensación económica por ello”, añade Villanueva.
Se cree que fue la segunda persona en el mundo y el primero en la península ibérica en reclamar para sí mismo derechos de impresión, que fueron autorizados por Fernando el Católico en la década de 1490.
Nos dejó esta frase para el recuerdo, allá por la edad media, que se dice pronto:
«Si el lenguaje es lo que ordena y rige el pensamiento, debe estar por encima de las demás ciencias.»
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.
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