LA CORRUPCIÓN COLAPSA ESPAÑA

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La alarma en España, se ha disparado en los últimos días, merced a las noticias que van produciéndose, sobre los avances en la negociación entre el PSOE, con su candidato a la presidencia del país, D. Pedro Sánchez Pérez-Castejón, actual presidente del Gobierno en funciones, y los partidos independentistas, que han adquirido una determinante representación parlamentaria, tras las últimas Elecciones Generales, de cara a la formación de un nuevo Gobierno.

A pesar de los rumores, unos oficiales, que inspiran calma y confianza, y otros oficiosos, tendentes a la sospecha de que se fragua una especie de Golpe de Estado, que facilitaría al actual presidente de España, continuar al frente del poder, a pesar de no haber obtenido la victoria en los últimos comicios electorales, gracias al apoyo condicionado de los mentados partidos políticos independentistas, el pueblo español se debate entre una «calma chicha», que llama la atención, y un alarmismo bastante fundado y justificado, ante el aspecto de debacle nacional que va adquiriendo el panorama.

Por otro lado, podríamos reconocer en ese pueblo adormilado, casi con anestesia, a la facción popular española, que ha vuelto a votar al actual Gobierno del señor Pedro Sánchez, tras haber demostrado una incompetencia bastante asombrosa. Un Gobierno, que se ha dedicado a tomar medidas legales inauditas, en el contexto de las democracias avanzadas de la Unión Europea, que acercan a España al totalitarismo peligrosamente. No es de extrañar, pues, que este mismo Gobierno que pretende reeditarse, aun con insuficiente apoyo popular, se esté vendiendo en las negociaciones con los independentistas, y, al hacerlo, venda a España al mismo tiempo, para que los enemigos más enconados de la patria, curiosamente ostentando la ciudadanía española, despedacen el país, en el que no creen, y aún más, al que odian profundamente.

Pero la situación en la que nos encontramos, verdaderamente de incógnita ante el futuro de la nación al completo, viene propiciada por errores políticos del pasado, particularmente por errores en los que se dio paso a la tolerancia de la corrupción política, que no ha llegado a mover a las autoridades a tomar cartas en el asunto, hasta que ya parece que es demasiado tarde. Fue en los tiempos de otro presidente procedente del PSOE, D. Felipe González Márquez, cuando se levantó la veda al pillaje y a las salvajadas, dentro de las instituciones públicas. De aquella época referida, que abarcó varias legislaturas concatenadas, son casos de corrupción realmente escandalosos, como un ramillete de desfalcos, o el caso GAL, en el que se puso contra la espada y la pared, al propio presidente González, en un tema muy turbio de violaciones de los derechos humanos, hasta la lesa humanidad.

Después de aquella época aciaga, los diferentes gobiernos de España, poco o nada han hecho para atajar estas prácticas antidemocráticas, en las que se convertía al poder en un monstruo con doble vida: una la pública y oficial, otra la que se desempeña desde las alcantarillas del poder, oculta a los ojos de la opinión pública, pero que ha ido cobrando una actividad de enorme dinamismo, también ejerciendo labores de desactivación del sistema judicial que la combate, como han denunciado jueces de enorme prestigio, como Mercedes Alaya.

Y de esos polvos, estos lodos… Estamos como estamos, no por una casualidad o por caprichos del destino, sino porque la corrupción ha ido socavando las instituciones españolas, y les ha ido creando hábitos incorrectos en una democracia sana. Nos queda la esperanza de que el pueblo español aletargado, despierte de su siesta, y decida manifestarse con la misma pasión con la que defendiera su independencia en los tiempos de Napoleón Bonaparte, y Pepe Botella.

FRAN AUDIJE


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