EL AMOR Y LA LIBERTAD

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Enfrento en la siguiente reflexión los conceptos de amor y libertad, solo a modo de presentación, porque considero que no están enfrentados, realmente, sino que son complementarios y equivalentes.

Si nos fijamos bien en los motivos que nos mueven a realizar los asuntos más importantes en nuestras vidas, llegaremos a la conclusión, muy probablemente, de que estamos impulsados por deseos o voluntades de anhelo, que, a menudo, proceden de zonas profundas del alma y del corazón. Cuando esto sucede, podemos detectar una característica bastante definitoria de estas voluntades, y que es la abnegación con respecto a nosotros mismos, la cual conlleva una enorme voluntad de entrega al objeto anhelado. Estamos, pues, ante una voluntad que recibe el nombre de «amor».

Este amor, con su hermosa característica de la entrega abnegada al otro, o a lo otro, podría presentarse también viciado o incentivado en su virtud, con otras características volitivas, como, por ejemplo, el egoísmo, el narcisismo, la capacidad de lucha, o la capacidad de raciocinio, la responsabilidad o la irresponsabilidad, etc. Por tanto, si el amor se presentara mondo y lirondo, sería perfecto y maravilloso, pero el ser humano está condicionado, normalmente, por circunstancias vitales y de nacimiento, que acompañan a nuestra capacidad amatoria, de manera que la pueden incrementar, o, sencillamente, menoscabar.

Dichos condicionamientos, tantas veces, vienen impuestos por la relación inevitable que mantenemos con terceros, la cual, vamos a decirlo claramente, suele presentarse en formato de limitación de la libertad. Y la libertad, estimado lector, es algo fundamental en la realización del amor. Sin libertad, o sin la libertad suficiente, el amor no puede entregarse adecuadamente, es decir, de la manera que satisfaría las necesidades de la otra parte, porque el amor requiere de una alimentación, como todo en esta vida, para poder sobrevivir. El amor es, por tanto, no solo la entrega del uno hacia el otro, sino que constituye por su propia naturaleza, la entrega mutua del uno hacia el otro, y viceversa, en necesario retorno del mismo amor que es entregado.

Tanto requiere el amor de la libertad, como circunstancia o condicionante externo al ser humano, que podríamos sentenciar con seguridad absoluta, que la libertad viene a ser una especie de meteoro o atmósfera, sin la cual el amor no es posible que germine, o, de germinar, terminará por enfermar, para no tardar en fenecer. Aclarando siempre, que la libertad amorosa a la que se refiere el amor, es la que le otorga autonomía e independencia de todo lo demás que le rodea, sin que afecte, claro está, a la fidelidad que se deben los que se aman, la cual forma parte de la entrega que exige el amor a los amantes, y que viene a constituir una característica básica del amor.

FRAN AUDIJE

Madrid,España,27 de septiembre del 2023

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.


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