Un domingo esperado. El primero de octubre dónde las lunas son más hermosas. La luna se colocó por encima de las torres de la majestuosa iglesia dominica de Santo Domingo, mucho después que terminó la elección de los Sindicatos Unidos por Oaxaca (SUPO).
En el día electoral el sol quemó hasta los 39 grados a la sombra. Veía medio borroso el volcán de agua de San Felipe, aunque me dicen que cada vez tiene menos agua. El ambiente electoral que observé fue de entusiasmo y como no, después del desayuno con champurrado, tamales de amarillo, verde, rajas y el tradicional de mole negro, conocido como tamal oaxaqueño se iniciaron a las 8 de la madrugada las votaciones en 45 urnas ubicadas en 45 lugares de la Verde Antequera. Ya nadie le dice Verde Antequera pero así pasó a la historia de la ciudad.
El padrón anunciado fue de unos 10 mil afiliados. Hoy pasan de 8 mil los votos depositados pero sigue el recuento. En el edificio del Centro Cultural votaron los contrincantes: la Licenciada Ana y el contador Fernando. Se brindó una rueda de prensa por el Observatorio Sindical y Ciudadano, constituido por representantes sindicales y ciudadanos para verificar el proceso electoral conforme a la Reforma Laboral de la 4T: voto en urnas transparentes, personal, directo, secreto y libre.
El Observatorio Sindical y Ciudadano fue presidido por la Lic. Francisca Reséndiz Lara, fundadora del SITTGE y miembro de la Unión Internacional de Sindicatos de Servicios Públicos (UIS) de la Federación Sindical Mundial (FSM), que agrupa a más de 110 millones de afiliados. Nuestra labor fue visitar las casillas electorales en los distintos puntos de la capital oaxaqueña. Al mediodía el calor estuvo sabroso y el entusiasmo en las urnas también: se colocaron en casas particulares, dónde las activistas y organizadoras de la elección, padrón en mano, otorgaron las boletas y el crayón para tachar la boleta según su preferencia. Improvisaron, con cartón forrado de blanco, el espacio para el voto secreto.
Son muchas las historias y experiencias, pero quiero destacar una en particular. En el ejido de Donají, al norte de la capital de Juárez, las organizadoras de la contienda son mujeres valiosas que heredaron el coraje, la lucha y la organización de quienes consiguieron, de manos del presidente Lázaro Cárdenas del Río, el título de ejido para la comunidad. Hoy son innumerables colonias populares. Adivinen cómo se llama la escuela primaria: Tierra y Libertad, lema anarquista que mi general Zapata adoptó para su lucha por la tierra.
Y, así, innumerables mujeres (en su mayoría) son las organizadoras de SUPO. Nadie me lo contó, yo lo vi con mis dos ojos y, sí hubiera tenido 4, también las hubiera visto mejor.
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