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Tras haberse quedado D. Alberto Núñez Feijóo, de la derecha política, a pocos votos de ser investido como presidente, por parte del Congreso de los Diputados, SM. D. Felipe VI, rey de España, convocó una nueva rueda de consultas entre las diferentes fuerzas políticas con representación parlamentaria, y decidió presentar un nuevo candidato, cuyo encargo ha recaído sobre el socialista, D. Pedro Sánchez Pérez-Castejón.
Es casi seguro, salvo sorpresa de última hora, que Pedro Sánchez va a contar con los votos necesarios para ser investido presidente, lo cual significa que, el Partido Socialista Obrero Español, habrá realizado una serie de concesiones a los partidos independentistas, de modo que estos hayan quedado lo suficientemente satisfechos, para decantar su apoyo por parte del candidato socialista A día de hoy, desconocemos con precisión cuales han sido las concesiones del socialismo, al independentismo catalán y vasco, esencialmente, pero me temo que, a medida se vaya desarrollando la actividad política, muchos nos vamos a llevar sorpresas más bien desagradables.
Los independentistas han planteado una serie de exigencias bastante ambiciosas, sabedores de la situación política precaria, en relación a las formaciones más votadas, ninguna con mayoría suficiente para gobernar. Una vez más, aprovechando la necesidad de los candidatos, de sus partidos, y de la operatividad de España, de evitar unas nuevas elecciones generales, y de la investidura del presidente, lo más brevemente posible, los independentistas sacan un sustancioso jugo, chantajeando a los políticos de las principales fuerzas.
Núñez Feijóo, se negó a negociar estas condiciones leoninas, por sentido ético, y porque no era capaz de asumir unas pretensiones tan abusivas, según su criterio. Y es que, pactar la división de España, es, a todas luces, algo bastante grave, y son «palabras mayores». ¿Habrá aceptado Pedro Sánchez, la disgregación de España, de alguna manera solapada, y como quien no quiere la cosa?.
Recapacitando, hemos de reconocer que, Pedro Sánchez y su Gobierno, en los últimos años, ha venido practicando una política acaparadora de poder, hacia la propia presidencia, y hacia el propio Gobierno, y que han desactivado o sometido a control, a la mayoría de contrapoderes del Estado, incluyendo a la prensa informativa, a la que, primero vetó, violando el derecho a la libertad de prensa y de expresión, para, posteriormente, someter a manipulación a la mayoría de medios en España. Lo mismo que a las primeras empresas y multinacionales del país, dentro de las cuales consiguió introducir representantes suyos, con el fin de condicionar y controlar la política de las mismas.
Por otro lado, el Gobierno de Pedro Sánchez, a menudo presume de muy buenos datos, producidos en su gestión, pero sabemos por denuncias de organismos dedicados a velar por la veracidad de los índices políticos y económicos, que muchos de estos datos, han sido maquillados profusamente, cuando no han sufrido manipulaciones de ingeniería aritmética o de cálculo. Todo esto, claro está, supone que nos han mentido, o que no nos han dicho toda la verdad, y recordemos que estamos en una democracia y en un Estado de Derecho, dentro del cual, dichas prácticas embaucadoras, no son de recibo.
La Unión Europea, parece que se está portando excelentemente con España, ya que el presidente Sánchez, pide toda clase de ayudas para salir de las últimas crisis, y le son concedidas. Pero debemos ser conscientes, de que ese préstamo Europeo tan sustancioso, es a cambio de algo, y que se debe devolver. Tampoco nos engañemos, la devolución de la deuda monstruosa que España ha contraído, la vamos a devolver la clase media española, es decir, los curritos de a pie, haciendo grandes sacrificios en los próximos años.
Esa apariencia de que la Unión Europea se porta como un padre con España, tampoco es totalmente cierta, porque el Gobierno de Pedro Sánchez está llevando a cabo reformas legislativas, tendentes al recorte de derechos de los españoles, y, por otro lado, como hemos puesto de relieve, el Ejecutivo español, cada vez acapara mayores poderes. Esta descompensación en el poder del Estado, y con respecto a la ciudadanía, da miedo, sinceramente, porque recuerda a la transformación de España, en un Estado totalitario, disimulado o solapado. Es labor de nuestros socios europeos, y de sus organismos, velar por la correcta práctica democrática en todas las naciones miembro, y esta función tan fundamental, no la está ejerciendo Europa, con la eficacia que se esperaría, a pesar de que se ha denunciado, por parte de la oposición política, en las instancias europeas pertinentes.
FRAN AUDIJE
Madrid,España,5 de octubre del 2023
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