Escucha el artículo.
Tiempo de lectura 3 minutos.
Cuando en la Universidad analizamos las causas que provocaron la Guerra Civil española de 1936-39, llegamos a la conclusión de que, una de las de mayor calado, consistió en apuntalar el régimen de la Segunda República, mediante la confección unilateral de la Constitución republicana, la cual corrió a cargo del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Dicha Constitución política de la Segunda República española, al haber nacido de una sola mentalidad y concepción política, estaba granjeada de graves discriminaciones hacia algunas instituciones tradicionales en España, eminentemente hacia la Iglesia Católica, sentando un violento y agresivo precedente legal, como fue la ilegalización de la Compañía de Jesús, en un intento de arrebatar a la Iglesia el control sobre la educación de los jóvenes españoles, a cuya cabeza se encontraba dicha Orden religiosa.
De tal manera, la Segunda República, dejó de ser un régimen por el que se sintieran representados los españoles en su gran generalidad, y significó la marginación de una parte considerable de estos, dando entrada a un movimiento obrero revolucionario, con aspiraciones de convertir a España en una especie de República al estilo bolchevique, en la cual se desdeñaran los valores morales en los que se apoyaba la vida cotidiana de demasiados compatriotas, como para prohibir de manera taxativa, tantas cosas como se estaban prohibiendo, al tiempo que se autorizaban otras, para bastantes imposibles de asumir.
Los graves altercados del orden público, que se les fueron de las manos a las autoridades republicanas, tuvieron su justificación en este hecho, que había generado un odio inusitado entre españoles, y la división de la sociedad de la época, cuya vorágine condenó a España a esta guerra fratricida.
En el momento actual, parece que comenzamos a seguir un camino similar al del nefasto precedente republicano, pues parece, y los hay que ven muy claro esto, que se pretende dar un vuelco a la situación política española, sin el consenso de la generalidad de fuerzas políticas, y por la puerta de atrás, o, en otra expresión gráfica, dándonos el cambiazo, pero que, hablando «en plata», sería una completa estafa al Estado democrático y social de Derecho, que sí resulto de un amplio consenso político y social, durante la Transición política de 1975-78.
Desde mi punto de vista, España debe seguir siendo de todos los españoles, y no hay ninguna facción en España, con derecho a adueñarse de este país, haciendo trampa, y sin contar con todos los demás. En España, efectivamente, estamos necesitando una revolución, pero no es exactamente política, y está íntimamente relacionada con la ética: la revolución de la honradez y el sentido común.
FRAN AUDIJE
Madrid,España,3 de noviembre del 2023
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.
Descubre más desde REVISTA UNIDAD PARLAMENTARIA
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
