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Tiempo de lectura 14 minutos.
Por Luis Mac Gregor Arroyo
Foto de Gerd Altmann en Pixabay
DIOS
En el mundo la búsqueda de Dios puede ser ardua. Hay quienes lo buscan por años en cada posible señal observada. Muchas personas, lo tienen muy claro, y casi desde el primer momento. Otros ni siquiera se preocupan en buscarlo y nunca lo conocen. Tal vez ni siquiera se aventuran a saber porque, al mencionarlo de manera seria, sienten un cierto dolor quedo de reverencia sagrada y de respeto en el interior. Como sea mi novia no me la iba a dejar en claro a la primera. Dejó que tratara de interiorizarme con el primer sabiondo que encontró en Internet. Cuya apariencia me pareció apropiada. Sobra decir, que yo no iba a ir con un padre de la Iglesia. Con mi madre tenía suficiente y la impresión que me daban era de ser unos farsantes.
—Aquí está el Tears Gurú, ¿qué te parece? –Mostrándome un video de él en la computadora.
—Pues se ve bien, con barba, serio, con presencia que atrae, algo debe de saber.
—Sí ¡Ay! ¡Espérame! Debo de mandar un correo con los pormenores del sistema que le terminé de integrar a un cliente anteayer.
—Está bien —Me quedé viendo el video del gurú, mientras en su tablet mandaba el correo para no interrumpirme.
<<Puedes pensar en el ayer. Puedes pensar en el mañana. Puedes pensar un millón de años por delante; pero sigues haciéndolo sólo en este momento. Estando en este momento inevitable>>.
—¿Y bien? –Regresó con una sonrisa en el rostro.
—Pues dice que uno puede pensar en cualquier tiempo; pero uno sigue en este momento.
—Eso es profundo –Me lo dijo con tono de seriedad.
—¿Tu crees?
—Pues no sé, si crees que no estás en este momento todo el tiempo estás en problemas.
—Pues sí verdad.
—¿Si tratamos otro? —Mira hay uno que está muy de moda ahora, se llama Acord Atol.
—Bueno.
—Déjame buscar en la computadora —. Me hice al lado para dejar que lo encontrara —. Aquí está el video. Se llama: ¿Es posible ocuparse sin desarrollar tensión? —Puso el video para que se reprodujera.
<<No significa, necesariamente, que debas ser lento, puedes ir rápido mientras siga la quietud interior así no te enfocas en el resultado sino en el hacer>>.
—¡Ese suena más interesante!
—Sí, ¿verdad? —Se me quedó viendo igual de seria que la vez previa.
—Entonces, ¿si uno se concentra en lo que hace y no siente el resultado se está en lo correcto?
—Eso parece, pero no disfrutas del resultado ni cuando lo estás haciendo.
—Sí… —Un poco decepcionado —¿Tampoco, verdad?
—No… —Con cara apenada —¿Si te llevó a dónde yo lo entiendo mejor? —La vi con los ojos pelados, cual si hubiera leído un cuento de H. P. Lovecraft y no me la creyera —¡Es en serio! Creo que esa es la mejor manera. No te va a pasar nada.
—¿Dónde es eso?
—¿Quieres saber? —Se acercó a mí como cuando me hizo besarla por primera vez, el día que la conocí comiendo sopes.
—Mmmmm… —, dejando mi impresión de asombro —, bueno… —, dije no muy convencido.
—Entonces, ¡vamos!
Llevábamos un año, dos meses y veinte días juntos. No sabía porqué pero recordaba con precisión los días de nuestra convivencia. Tal vez tenía temor a no perder en ningún momento la cercanía tan grande con ella. Al pensarlo, por un instante, mi pecho se puso como si se me quisiera salir.
—¿Qué pasa? —Volteó Julia a verme cuando sintió lo que apenas me permití experimentar por un instante.
—Estaba pensando que llevamos juntos 446 días…
—457, querido.
Esa mujer recordaba mejor que yo, ¿era posible que una dama quisiera más a un hombre cuando él la amaba con una pasión y un cariño increíble?
—Aquí es donde sentí por primera vez que había algo más —. Volteó al suelo —. Aquí vine después de qué abandoné la decisión de amar… —Levantó su mirada como revitalizada. Con una energía de coraje y valentía. Viendo hacia arriba. Como si experimentara algo más. A alguien quien le hubiera infundido ese sentir y el coraje de volver a levantarse —. Y supe que Él existía… No sé como. Pero vino a mí. Lo percibí por primera vez… Entre estos árboles… En todas partes… Desde entonces siempre ha estado por allí —Dándome a entender con su presencia que estaba alrededor.
En ese momento mi pecho se llenó de una energía de amor. Distinta de la de Julia y yo. La incredulidad que estaba a punto de expresar pasó de largo al sentir a ¿Dios? La mujer más bella que había conocido dijo al unísono de mí —¡Dios!
—¿Dios?
—¡Sí! ¡Dios! Alzando sus brazos al cielo.
—¡Dios! —Los dos sentimos como si la sensación en nuestros pechos se incrementara y estuviera viva con sólo mencionarlo.
—¡Háblale! —Dijo poniendo una cara feliz y con gran brillo en sus ojos.
—¡Hola! Dios —Y lo sentí estremecerse con alegría en mi pecho como respondiéndome. En ese momento, entre Julia y yo pasó un pájaro carpintero con copete rojo.
Me acerqué y agarré a mi pareja de las manos. Estaba bastante impresionado y ella trató de contenerme con la fuerza que imprimía entre mis dedos —. Es Dios corazón. Creyendo en él no hay nada que pueda detenerlo a uno en este mundo. Hugo te he querido amar con todo lo que he podido sin perder el sentido de lo que es lo común; pero si no te mostraba a Dios nuestra relación hubiera terminado, y con hondo sentido del absurdo.
—Entonces, ¿lo del pecho es Dios? Y… ¿Dios está inclusive afuera del pecho?
—Dios está en todos lados: En la naturaleza, en la ciudad, alrededor y adentro de cada uno de nosotros. Dios está en todo lo que respiramos, y siendo más audaces puede inclusive afirmarse que Él somos todos nosotros.
—¿Nosotros?
—Bueno, Él nos hizo. Somos Él. Todo es Él. Si El lo desea puede deshacernos. Cada célula, cada partícula de nosotros es posible que tenga vida. Hay quienes afirman que el gran ser es sólo energía. De hecho todo lo es. No me extrañaría que la partícula diminuta de Higgs también sea Él. ¿Qué hay ahí? ¿Quién coordina todo? Sólo hay una respuesta plausible. Sin quedar en el mar de la ignorancia y la búsqueda eterna sin sentido: Dios.
—¡Lo creo! Me has dejado apabullado. Sin rescoldo de por donde encontrar una opción contraria. Lo he sentido. Entonces existe y piensa. Para mí Dios no hubiera sido una energía sin sentido, sino algo pensante.
—¡Vaya! Hasta se necesitaba que él probara ser pensante.
—Mira como dos años atrás, mi hermano, quien vive en Aguascalientes, nos invitó a mí y a mis padres a una reunión de Navidad. Ahí, antes de cenar, su esposa pidió que todos hicieran un rezo para agradecer a Dios por la comida. Mi hermano ni se movió. Ni abrió la boca durante esa acción. Al terminar los demás se paró y con su copa en la mano. Agitándola levemente, dijo que él no creía en esas vaciladas. Enfrente de todo el mundo.
—¡Vaya creyente!
—Hasta yo me sentí raro siendo ateo; pero lo comprendí. Mi padre cree fervorosamente en algo. Nunca me lo ha dicho, pero se le ve. Siempre está seguro de todo lo que hace. Como si alguien le diera esa entereza. Todo le sale bien siempre. En cambio mi madre, quien va a misa cada vez que puede y se persigna, es la persona más rencorosa con Dios que uno pudiera imaginarse. Nada más está esperando que llegue el día del juicio para que se lleve a medio mundo ¡Imagínate, el amor que esa persona tiene en lo referente a las creencias del Señor!
Tragando saliva como para no errarla y hacer un comentario inapropiado —¡Umgh…! Mira Hugo, no tengo nada en contra de tu madre. Con todo me atendió muy bien el día que fuimos a verla a ella y a tu papá. Tal vez, simplemente necesita un poco más de atención. No sé si adentrándose más en lo que es Dios, con las personas cercanas a ella, a donde va a compartir su credo…
—Tal vez, pero el hecho es que, mientras dice amar a Dios, se me hace que hasta detesta a todas las criaturas. No me extrañaría que ni los osos polares del zoológico tampoco se la merecieran.
Julia trató de impedir esbozar una sonrisa que iba a seguir en una risa. Pero con trabajos la ahogó —¡Ay! Hugo, de verdad, tu mamá es muy agradable. Te ruego me perdones. Tal vez, simplemente, es un poco necia.
—¡Sí! ¡Ya lo sé! Pero bueno, uno a veces se queja. Rara vez los papás son perfectos. Por fortuna mi padre ha sido lo suficientemente inteligente para sacar la familia a flote.
—Pues tal vez sí.
Agitando levemente mi cabeza para continuar —¿Entonces Dios no está en la Iglesia?
—¡No Hugo! Está en todas partes. Él está desde el principio de los tiempos. Sólo debes creer y él ayuda. Como mi tío Ayutlo decía: «A Dios rogando y con el mazo dando».
—¿Me quieres decir que es un Dios de mazazos o de amor?
—De amor Hugo… pero sígueme un poco más adelante en este bosque hermoso.
Diez minutos más adelante, pasamos de estar en un claro rodeado por unos cuantos árboles bien cafés y de hojas limpias, iluminado por los rayos del Sol; a otro un poco más amplio, rodeado de árboles con los troncos retorcidos, oscuros y donde estaba poco iluminado.
—Aquí, como podrás ver, Dios no es bienvenido. Si lo notas, inclusive el aire se siente un poco más frío. No todos lo quieren (es decisión individual). Ayuda a quienes confían en él.
—¿Confiar? ¿Qué tanto es confiar en Dios?
—Bueno, no te tienes que desgarrar las vestiduras y arrastrarte por el suelo para adorarlo. El sólo quiere que lo acepten. Que sepas que está contigo. No es un Dios para adorarlo y rezarle plegarias cada media hora. Es un Dios amigo. Sólo debes de saber que está ahí.
—¿Habla?
—No. La grandísima mayoría de quienes te dirán y te pueden decir que te habla son puros mentirosos. También por eso te traje a este claro.
—¡¡¡Huy!!! Se nubló de repente. Esto está tenebroso —Con mirada juguetona, tratando de ocultar su temor.
—Hugo… —Me vio con la profundad de quien quiere a alguien mucho y le va a tratar de proporcionar toda la seguridad que le sea posible —. Pero este mundo, de manera ordinaria, no es de Dios… —Se puso muy sería y preocupada, para darme a entender.
—¿De quién, entonces? —Mientras me estaba haciendo a la idea de algo, la sensación de Dios menguó en mi pecho.
Con la mirada al frente, ligeramente temerosa, Julia alzó los brazos y los agitó, con los codos un poco doblados.
—¡No! —Con rostro incrédulo.
—De ese mismo.
—Dios nos libre —Lo dije con un poco de temor y súplica.
—Jesús nos libra —. Desde entonces he estado tratando de leer todo aquello que tiene que ver con Dios, para entender. Creo que uno no acaba de aprender sobre de él, pese a tenerlo.
—¿Cómo sabes que el mundo pertenecía a… a… ese?
—Jesús dijo en el Nuevo Testamento que su reino no era de acá; pero que había vencido al dueño de este mundo. A mi entender si uno está con Dios vence las contradicciones y obstáculos de este mundo, se puede ser feliz y se va al… más allá.
—Sabes Julia… —, pero el frío seguía arreciando. Ver tanto árbol obscuro y retorcido me había comenzado a generar ñáñaras.
—Vámonos al otro claro. Aquí ya me da cosa seguirte platicando —. Sonriendo un poco para animarse.
En el otro claro el Sol recobró su brillo y uno que otro pajarillo empezó a escucharse y verse alrededor.
—…Desde que te conocí nunca me había sentido tan bien. No es que necesitara de alguien para sentirme así; pero las cosas han ido mejor contigo. Estoy sumamente enamorado, porque te quiero muchísimo… te amo. Todo es mejor. El trabajo es más llevadero. Incluso en la mañana me estaba cuestionando comenzar a escribir una novela. Algo que se me hacía complicadísimo y pesado. Tengo más fondos. No muchos más. Pero como por arte de magia me alcanza para todo lo que necesito. No lo sé Julia. De alguna forma las cosas marchan.
Ella se movió para adelante y atrás. Como meciéndose —. Así es… guapo…
—¡Pues abrázame!
Nos dimos un tremendo abrazo. Estuvimos así un buen rato. Sintiéndonos el uno al otro. Sin atrever a movernos.
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