EL INVIERNO TOTALITARIO EN ESPAÑA

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El profesor y antiguo alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, nos advertía de que la democracia había costado mucho esfuerzo traerla a España, y añadía, con énfasis: «Estén atentos, porque tratarán de arrebatarles el régimen de libertades, que representa la democracia en España».

Recordado lo anterior, mi pregunta a los españoles, sería la siguiente: ¿Podríamos pensar, sin temor a equivocarnos, que existen políticos santos en nuestro país?. Y voy más allá aún: ¿Estamos en condiciones de afirmar, que el partido al que muchos votan regularmente y con fidelidad, defiende los intereses de la libertad y de la democracia en España?.

Haciendo un análisis somero sobre la realidad política española, desde que comenzó la actual democracia, fruto de la observación de los años, encontramos una degradación paulatina de la vida política española, desde el heroicismo de los tres años de la Transición (1975-1978), hasta la actual situación de desmontaje solapado de la democracia. Durante este periodo largo de 40 años, como decimos, se ha producido un fenómeno de aumento progresivo de la corrupción, el cual comenzó de manera «industrial», con la larga presidencia de Felipe González Márquez, y continuó sin tregua durante los sucesivos Gobiernos, tanto de la derecha como de la izquierda, alcanzando un momento culminante en los tiempos presentes, cuando el presidente Pedro Sánchez Pérez-Castejón, se ha embarcado en una serie de pactos con los independentistas radicales vascos y catalanes, que dejan al descubierto una clara intencionalidad de acabar con la democracia y con la libertad en España.

La corrupción en España deja a las claras, que los representantes políticos de los españoles, nos han mentido de manera infame y muy digna de la más pesada penalización. Los políticos españoles se han dedicado a robar a manos llenas, y a violar derechos fundamentales y humanos, hasta límites de verdadera vergüenza nacional, y nadie me lo tiene que venir a contar, porque yo mismo soy víctima sangrante de estas violaciones de los derechos humanos, ante las que poco se puede hacer, porque la corrupción, y la mafia que se ha formado alrededor de la misma, ha adquirido tanto poder y penetración en el sistema, que la impunidad se ha constituido en norma preponderante, y se ha institucionalizado la injusticia.

En el haber de los logros de la democracia, pesa de manera ignominiosa, el paro laboral cabalgante que nos embarga, el liderato internacional en prostitución y trata de personas, la deuda monstruosa que han contraído los gestores políticos, y el último lugar de la Unión Europea, virtualmente hablando, porque solo pequeñas naciones con muchos menos recursos que nosotros, como Portugal, Grecia e Irlanda, nos preceden en la cola de Europa.

España, ciertamente, es una gran nación, pero solo en potencial, porque los datos y la realidad que estamos viviendo, nos dicen que las cosas no marchan bien desde hace demasiado tiempo, ya que los políticos de este país de tan rancia historia, y también gloriosa, no quieren o no saben sacarle a España el partido y el potencial que atesora, y esta actitud pasiva y cuajada de errores, en cuanto a la gestión, y repleta de mamandurrias y de mamones de la teta del Estado, están llevándonos al fracaso y a la ruina, y, de hecho, se está hablando de que estamos en quiebra, y solo la financiación de la Unión Europea nos sostiene con relativa dignidad.

Lo que está ocurriendo es un escandalazo de proporciones inauditas, e indignarse es lo menos que podemos hacer. España, el país del Lazarillo de Tormes , y de la Celestina, no necesita una revolución política, lo que necesita es una revolución moral y ética de honradez y buena fe. Menos políticos corruptos y vividores, y más tecnócratas y amantes de la patria.

FRAN AUDIJE
Madrid,España,16 de noviembre del 2023
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.


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