EL FRACASO DE LA DEMOCRACIA

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Sugiero la lectura o relectura, de dos obras básicas sobre la democracia como manera idónea para dirigir o gobernar una sociedad: se trata de Ética a Nicómaco, y Política, las dos escritas por Aristóteles.

En ambos tratados, se habla de las características que deberían formar a un buen gobernante: hombres virtuosos y tendentes a la bondad, que sean escogidos por los méritos que hayan demostrado en tal sentido. Para Aristóteles, solo desde la virtud es posible legislar con justicia, siendo la justicia la clave más eminente para que una democracia alcance sus objetivos de libertad e igualdad entre sus ciudadanos.

Cree Aristóteles, que la virtud es una cualidad bastante restringida, y que se debería buscar a esa élite de hombres virtuosos, o que han nacido con una naturaleza apta para sembrar la virtud, por medio de la enseñanza. En el vulgo no podremos encontrar a los virtuosos que son aptos para el gobierno, ya que el propio vulgo, donde predomina la maldad y el vicio, se contagia entre sí, anulando la posibilidad de que prospere lo virtuoso.

A esa élite escogida, donde es posible que prenda la virtud, y se desarrolle, aportando a los mejores valores de dirección política, la llama Aristóteles, nobleza o aristocracia, siendo según el gran filósofo de la antigüedad clásica griega, donde se encuentran los mejores para conseguir el logro de la libertad y la igualdad, en que se funda la felicidad de los individuos y de la ciudadanía.

Apunta Aristóteles a una llamativa directriz en la virtud del político, y es que nunca busca su interés particular, sino el interés de la comunidad a la que gobierna.

En los tiempos actuales, estamos presenciando, en relación a la filosofía aristotélica, considerada como un modelo ejemplar de democracia, a la vulgarización y masificación del personal que integran los partidos políticos, observando, consecuentemente, que ha bajado el nivel de la virtud propuesta por Aristóteles. Sabemos que, en la práctica, uno de los mayores méritos para pasar a la dirección política, es, simplemente, ser amigo del que te aúpa al carro. Si la confianza es importante, no lo es menos ser elegido por tu buena fe y preparación, y por la inequívoca ordenación de la labor política en favor de los ciudadanos gobernados.

Palpamos muy sensiblemente, que en países como España, el lugar de Europa con mayor dedicación a la política, es donde existe una corrupción más profunda y llamativa, siendo también, en estos momentos, donde se cuestiona la democracia, a pesar de que, falazmente, se esté diciendo que la misma se va a fortalecer y a incrementar. ¿Cómo puede fortalecerse la democracia, si mediante hábiles maniobras de trampa y subterfugios, se impone una manera de proceder, sobre el criterio de la mayoría ciudadana?

¿Estaremos asistiendo a un enviciamiento de la política, mediante el empobrecimiento de la nobleza dentro de dicho gremio? ¿Será la razón por la cual percibimos un decaimiento de la democracia, con los consiguientes recortes en la libertad, y el aumento de la marginación?

FRAN AUDIJE


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