¿Han visto ustedes, apreciados lectores, el comportamiento político de los jeques árabes?. El jeque viene a ser el líder máximo de las autoridades en los países árabes, principalmente en Oriente Medio. Sus poderes equivalen a los de un rey absoluto, pero con un estilo bastante ancestral, todavía manteniendo tradiciones medievales, que, en Occidente, son consideradas violaciones de los derechos humanos.
Ahora, traslademos nuestro ojo crítico a España, y analicemos el comportamiento del actual presidente del Gobierno español, el señor Pedro Sánchez Pérez-Castejón, el cual, a nuestro juicio, ha cambiado hábitos de sencillez y de cierta austeridad, que eran norma de la casa en los gobernantes españoles, incluyendo a la Casa Real.
Para empezar, apuntar que el socialista Pedro Sánchez, se ha ido zafando de todos los contrapoderes del Estado, uno a uno. Los Consejos del Estado, y el Poder Judicial, se han ido desmontando paulatinamente, a medida que demostraban su inconformidad con las maneras del actual presidente. Dentro de su partido, lógicamente, los socialistas clásicos, aquellos con un perfil más demócrata, se han desmarcado de su Secretario General, hasta el punto de que, algunos han sido ninguneados, y otros, directamente, se han ido del partido, o han sido expulsados. Pedro Sánchez y sus apoyos en el Partido Socialista Obrero Español, son completamente alérgicos a cualquier crítica o postura que les pueda hacer sombra, y todo aquel que les muestra la más leve beligerancia, ya sea dentro o fuera del partido, es atacado de manera agresiva, y, en muchas ocasiones, es descabalgado y hundido en el ostracismo.
Pero lo que más acerca a Pedro Sánchez al estilo árabe de gobierno, son determinados detalles, que se quedan, de momento en detalles, pero que son la expresión del talante que trata de disimular este presidente español. Me refiero al uso que hace de las propiedades del patrimonio nacional, en el Palacio de la Mareta, o en la finca toledana de Quintos de la Mora, sin olvidar el uso abusivo de los aviones presidenciales tipo Falcon, que llega a utilizar sin el menor rubor, para fines personales y particulares, lejos de su finalidad al servicio del Gobierno.
Tanto en La Mareta, como en Quintos de Mora, casos conocidos por los medios de comunicación, se han realizado reformas millonarias, para adaptar dichas propiedades nacionales, al gusto de su actual inquilino, al tiempo que se realiza un mantenimiento diario y exhaustivo de las mismas, para que, esporádicamente, puedan ser ocupadas por el presidente, y, eventualmente, por su Gobierno, haciendo un uso y disfrute de los mismos, a nuestro juicio, completamente superfluo e innecesario, en una España que pasa por una crisis económica sin precedentes.
Los gestos del presidente Pedro Sánchez Pérez-Castejón, y sus modales perfectamente antidemocráticos, nos están dejando pasmados a las personas que hemos seguido la política española, desde que comenzó la actual democracia, porque, solo en dos legislaturas, han conseguido darle a España un aspecto mediocre y retrógrado al máximo, por mucho que la propaganda política que se hace él mismo, sea la de que España «avanza». Efectivamente, España avanza hacia una jequerización, que es degradación de la democracia y del Estado de Derecho.
Alerta, pues, a la Unión Europea, y a lo que quede de democracia sana en España, porque nuestro país ha dejado de ser de todos, y es cada vez más la propiedad de este señor con escasa moral, y demasiado apego a la poltrona, sin el menor escrúpulo para pactar con el mismo Satanás, con tal de permanecer en el poder, sin otra intención que la de transformar a España en una nación adaptada a sus necesidades y caprichos.
FRAN AUDIJE
Madrid,España, 26 de enero del 2024
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.
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