LA DEMOCRACIA DESDIBUJADA

Mentir en una democracia, o maquillar los datos de la gestión política, u ocultarlos, directamente, baja bastantes enteros la calidad de los políticos, enturbia la atmósfera de convivencia ciudadana, y habla fatal de ese país, a nivel de la comunidad internacional de naciones demócratas.

Porque en una democracia que se precie, el político trabaja con mentalidad de servidor del ciudadano, pero nunca vive la política, ni el cargo público, como la ostentación de un poder que le engríe y le encumbra por encima de todos los demás. Ver a un político de una nación pretendidamente demócrata mirar a su pueblo por encima del hombro, es lo más chabacano y de mal gusto que se pueda experimentar, pues demuestra que esa democracia se encuentra en pañales, y todavía tienen sus políticos bastante que madurar.

Normalmente, cuando ves a políticos con esos aires, se puede uno esperar otro tipo de posturas, igualmente impropias de las democracias: por ejemplo, a los líderes políticos aferrarse al poder como si fuera aquello un chaleco salvavidas, en medio de una tempestad marina. Los cargos públicos en las democracias, no son una lotería que les toca a unos agraciados, porque son muy guapos y muy listos. No se da el braguetazo con el acceso al poder, sino que se adquiere una ardua responsabilidad de cara al pueblo, al que se ha de servir con abnegación y entrega.

Por idénticas razones, cuando nos encontramos en épocas de crisis profundas, el país no remonta de su situación calamitosa, y existe una palpable y fuerte oposición social, es una penosa actitud tiránica y opresora, seguir adelante con un proyecto que ya se está viendo que ha fracasado. Lo más lógico, democráticamente hablando, es convocar elecciones generales, para consultar al pueblo si desea renovar la confianza dada, o si desea apostar por un cambio, para que se introduzcan fuerzas renovadas, que impriman un impulso capaz de sacar al país de la zona crítica.

Otro espectáculo deplorable en una democracia, es darse golpes bajos entre los rivales políticos. Insultos y amenazas de muerte, son algo corriente en algunos lugares que presumen de democracia. Nada más horrible que este comportamiento, propio de gente mal educada y con escasa formación. Hemos llegado a presenciar, incluso agresiones físicas entre los rivales políticos, lo cual es sumamente feo, y expresa, con una bárbara elocuencia, que esos representantes tienden más a un talante totalitario, que a un talante liberal, como se espera en nuestro tiempo, y en nuestro ámbito comunitario europeo.

FRAN AUDIJE


Madrid,España,15 de febrero del 2024

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa


Descubre más desde REVISTA UNIDAD PARLAMENTARIA

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario