Mini columna: Las Llamas ahogaron su grito «Palestina libre», pero le dieron más respeto a la palabra «gringo»
Por Ubaldo Lozada M.
Bogotá, Colombia 28 de febrero del 2024
desde el Estado Vaquero
Dejé para después mi columna sobre las muertes de indigentes en EEUU, para escribir sobre otras muertes. Un piloto en servicio activo de la fuerza aérea estadounidense murió este lunes después de prenderse fuego frente a la embajada de Israel en Washington DC , mientras declaraba que “ya no será cómplice del genocidio”. El militar de apenas 25 años, alto, rubio, vistió su uniforme militar y prendió su celular para grabar el acto de protesta que iba a hacer frente a la sede diplomática israelí. Caminó tranquilo, con gesto decidido como quien va a ejecutar una acción militar, sacó un spray de su bolsillo, se roció un líquido desde las botas hasta su cabeza y volvió a gritar: «Palestina Libre». Aaron Bushnell, quien era un texano de San Antonio, había escrito en su Facebook: “A muchos de nosotros nos gusta preguntarnos: ‘¿Qué haría si estuviera vivo durante la esclavitud? ¿O el Jim Crow Sur? ¿O apartheid? ¿Qué haría yo si mi país estuviera cometiendo genocidio? La respuesta es que lo estás haciendo. Ahora mismo.» Aaron demoró unos segundos prendiendo la cerilla o el encendedor. Alcanzó a gritar otra vez «Palestina libre». Las llamas lo abrasaron como una explosión y formaron un árbol de fuego de unos dos metros. El cuerpo de Aaron ardió apenas un minuto, mientras unos guardias lo apagaron. Aaron murió en el hospital horas después. La escena en redes me hizo recordar la vez que unos jóvenes exsoldados que me rescataron de una varada de mi auto en medio de la noche y el frio de invierno en una autopista de California. Me contaron que habían estado en la guerra del Golfo. Les pregunté si habían matado gente. Se pusieron a llorar. Les pregunté por qué lloraban. «Porque matamos gente debido a una mentira», dijeron. Esos soldados que lloraron, así como el piloto Aaron Bushnell, que se inmoló, demuestran que hay muchos estadounidenses, más de los que creemos, con conciencia crítica frente las injusticias del mundo y contra la participación de su país en ellas. A Aaron lo tenía atormentado el genocidio de 30.000 palestinos, dos tercios de ellos mujeres y niños. Con esta afirmación no valido que la gente tenga que llegar al extremo de inmolarse por sus ideas. Pero tampoco que tengan que llorar. Preferiría que no haya genocidios y que las personas puedan levantar su protesta lejos de la muerte, por la vida. Hace mucho tiempo yo llamo «gringos» con cariño y afecto, a mis vecinos, a mis amigos y a mis familiares estadounidenses. Ellos lo saben y lo perciben. Pero ahora, la valentía de Aaron Bushnell hace que yo diga no sólo con cariño, sino con más respeto el apelativo «gringo».
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
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