EL FEMINISMO EN LOS TIEMPOS DE LA MALDAD

Cuando me refiero a la maldad, hablo de la mala fe de los que a tanto bombo y platillo pregonan que son feministas, en una instrumentalización de este concepto con meras intenciones electoralistas, y muy pocas ganas reales de arreglar el mundo, mediante el fomento de las virtudes de la femineidad en las sociedades de nuestro tiempo, lo cual entendemos que es el feminismo.

Dejar claro, pues, que estamos a favor de la mujer, y que somos fervientes admiradores de la feminidad, como el conjunto de virtudes que definen el carácter potencial de la mujer.

Son virtudes de la feminidad, la responsabilidad y el celo en la dedicación a las tareas encomendadas, ya sea en el plano laboral o familiar. La sensibilidad extrema de la mujer, que la lleva a la solidaridad y a la compasión hacia los más débiles y sus causas de defensa y liberación. La gran capacidad de abnegación de la mujer, en otra faceta más, derivada de la responsabilidad, pero con una dimensión muy característica, que se puede comprobar, por ejemplo, en el cuidado de los hijos, por los que dan la vida, incluso, en caso de necesidad. Las dotes para la buena administración y el orden en las cosas a su cargo, tan patentes en los ámbitos laborales y familiares, donde la mujer se ocupa de organizar agendas, y de llevar las cuentas y las finanzas, con un éxito extraordinario.

Podríamos, quizás, encontrar algunas otras virtudes de la femineidad, en un carácter potencial de la mujer que nos está hablando de justicia y de capacidad para luchar por el bienestar de todos. En tal sentido, la feminidad posee las virtudes de la equidad y de la igualdad, en el trato a cada persona y a cada ser humano. Forma parte de la visión sensible y justa de la mujer, que todos tengamos acceso a las oportunidades, y que, de todas formas, a nadie le falte el pan ni el cobijo de un techo.

Volvemos, no obstante, a incidir en el hecho de la intención de blandir la bandera del feminismo, para llenar las urnas de apoyos electorales, pero no tener ganas reales de dar pasos hacia un feminismo que refleje las virtudes de la feminidad en la sociedad. Muy al contrario, se está impulsando desde la política, la marginación del que discrepa o es políticamente incorrecto, y, en España, caminamos a marchas forzadas hacia un totalitarismo, que pretende acabar con la diversidad, imponiendo la uniformidad de pensamiento.

El feminismo bien entendido y bien intencionado, nunca debería avasallar ni crear esclavitud, y debería fomentar una visión humana, compasiva, y fraterna de la sociedad y del mundo, algo de lo que nos estamos alejando cada vez más, en contradicción con todo el movimiento, autocalificado de feminista, que hace un ruido enorme, pero un ruido sin consecuencias efectivas y eficaces en lo que de verdad importa, puesto que, las más de las veces, es un movimiento con intenciones vengativas y marginadoras, buscando apoyos que apuntalen el poder.

FRAN AUDIJE

Madrid,España,8 de marzo del 2024
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa


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