No podemos negar que España atraviesa una situación, de delicada a bastante delicada, en el plano político al menos. La arribada al poder de una democracia, ya herida por la corrupción, desde los tiempos de Felipe González Márquez, presidente del Gobierno que levantó la veda al pillaje en la instituciones españolas, de un elemento, tanto en lo personal, como en lo político, no digo ya con escaso talante democrático, sino con un enfermizo concepto de la vida, globalmente hablando, ha llevado a España a una situación cercana al caos, que solo la financiación de la Unión Europea, consigue disimular, logrando escamotear la crisis económica y política, en la que nos hallamos.
Pedro Sánchez Pérez-Castejón, parece el principal responsable de todo lo que ocurre, pero yo diría que este presidente del Gobierno español, que se ha definido de manera bastante clara, por su escasa competencia para gobernar una nación demócrata, perteneciente a la Unión Europea, solo es un punto culminante a la corrupción tan indecente que ha marcado la política española, desde que Adolfo Suarez y Calvo Sotelo abandonaran el poder, merced a la propia elección en las urnas, del pueblo español.
Otra explicación a la corrupción cabalgante que ha embargado a España durante décadas, y que ha debilitado y desequilibrado al país, se la otorgo a la poca exigencia de los ciudadanos españoles, con respecto a estos gobernante corruptos, que nos han gobernado, y que nos han conducido a la situación de hoy, que, vuelvo a repetir, es una culminación del pillaje en las instituciones, provocado y consentido por las fuerzas políticas que han ido tomando sucesivamente el poder.
Los españoles no hemos sido lo suficientemente claros con respecto a lo indeseable que consideramos la corrupción, ni lo estamos siendo ahora mismo. No vemos que se esté produciendo movimiento popular alguno, que proteste contra los altos niveles de corrupción que hemos alcanzado, ni se han producido estas manifestaciones en el pasado. Los españoles estamos bastante tranquilotes ante la desfachatez con la que se roba, y permanecemos en silencio ante las violaciones de los derechos humanos, que perpetran indeseablemente estos señores, que nosotros mismos hemos aupado al poder.
Por otro lado, si hacemos un análisis algo más profundo, nos encontramos con un Poder Judicial atado de pies y manos ante la corrupción, ya que la mayor parte de las competencias para combatir esta enfermedad del Estado, se le han ido atribuyendo al Ministerio Fiscal, que viene a perseguir los delitos a instancias del Gobierno, siendo este órgano, y los demás órganos políticos del Estado, el lugar donde reside la putrefacción principalmente.
Pero no es solo el Poder Judicial, el que ha sido anulado, sino también importantes poderes fácticos, como los sindicatos o la Iglesia, porque viven de importantes subvenciones del Estado, que les serían retiradas a la menor protesta en contra de esta organización de corrupción, que se ha sistematizado en el poder del Estado.
También debemos reconocer, que la situación internacional en este sentido, ayuda a la proliferación de la corrupción en España, y está contribuyendo a que la misma se enquiste. La Unión Europea, mantiene con su financiación al actual Gobierno, pletórico de contradicciones ideológico-políticas: dijeron que venían a combatir la corrupción, y la han incentivado; se declaran feministas, pero no ponen freno a la proliferación del negocio de la prostitución, que es una esclavitud para la mujer, y algo completamente indigno para el ser humano; condenaron la desigualdad y la España de la «Casta», pero practican una política de marginación de unos españoles con respecto a otros, y están alentando el odio de la Guerra Civil; hablan de la defensa de la democracia, y están dinamitando las instituciones democráticas del Estado. En el otro lado del poder internacional, tenemos al señor Biden, que comenzó su mandato condenando las violaciones de los derechos humanos, pero en estos momentos saluda con suma cordialidad al señor Pedro Sánchez Pérez-Castejón.
FRAN AUDIJE
Madrid,España,19 de marzo del 2024
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