LA GUERRA INCIVIL

La historia nos ha dejado imágenes de un bando vencedor, y de otro vencido, pero esta realidad es muy engañosa, porque, si analizamos las consecuencias de la Guerra Civil española, de 1936 a 1939, yo, al menos, deduzco que la derrota fue global, y que con aquella guerra, que de civil no tuvo nada, sino más bien de incivil total, perdimos todos los españoles, y no solo los que combatieron y vivieron los hechos en el momento concreto, porque estamos comprobando que el trauma de la incivilidad de una guerra tan cruel, continúa sin curarse en nuestros días.

La Guerra Civil, tuvo motores de odio y de clasismo entre todos los españoles. Se produjeron graves traiciones, asesinatos en masa, venganzas miserables, se aniquiló gran parte del rico tejido intelectual español de entonces, y se obligó a exiliarse a miles de compatriotas, sobre los que pesaba la persecución del ajusticiamiento más vil e incompasivo.

Lo anteriormente enumerado, obedece a los que padecieron los efectos de la guerra más directamente. Si calculamos los efectos que podríamos llamar indirectos, casi es peor aún: infinidad de infraestructuras destrozadas, una pobreza y un hambre devastadoras, que padecieron todos los españoles en alguna medida, pero que, como siempre, se cebó ante todo con los más humildes y desprotegidos; el bloqueo internacional y el desprestigio de España en todo el mundo.

El General Franco, no ganó ninguna guerra civil, si acaso lo que hizo fue someter al Ejército Republicano. La guerra la perdió España al completo, tanto Nacionales como Republicanos. Se perdió el combate del diálogo y de la buena fe, se perdió el combate de la solidaridad, se perdió el combate de la hermandad y de la fraternidad, y España perdió su propia guerra, como no podía ser menos, haciendo las palabras de la Generación literaria de 1898, completamente ciertas y premonitorias.

Hoy día, estamos nuevamente en una situación de fanatismo e irracionalidad, que a algunos les hace ver la materialización de aquellos fantasmas incivilizados, cuyo espíritu parece que resucita de entre los antiguos campos de batalla, y de entre las tumbas de lo que parecía ya superado. La corrupción, si permanece impune y campa por sus anchas, podría tener otro tipo de costes, de los cuales me es desagradable hacer cuentas, pero que son evidentes: España pagará su deuda con la honradez y con el amor a sí misma, a través de su división y de su empobrecimiento, tanto económico como intelectual. Y esto son solo unas primeras consecuencias. Las posteriores a estas primeras, nos retrotraen a escenarios similares al de la incivilización, que nos sumió en la derrota y el fracaso de toda una nación.

FRAN AUDIJE

Madrid,España,6 de abril del 2024.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores


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