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Héctor Cobá

Quintana Roo 3 de mayo del 2024

La denuncia por desaseo electoral en la elección para dirigir los destinos del Sindicato de Choferes. Taxistas y Similares del Caribe “Andrés Quintana Roo”, quesque ganara el hoy candidato a diputado por el distrito III, avalado por los partidos del Trabajo, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y Partido Verde Ecologista de México (PVEM) Rubén Carrillo Buenfil se cae pedazo a pedazo.

Los gobernantes estatales decididos a matar la democracia en Quintana Roo empujan al demandado “líder”. Rodeado de estólidos y pánfilos. Ni chance tendrá este personaje de hacer historia, ya que quien no conoce su historia, la mediocre, están condenados a repetirla la bola de coludidos.
Sonrisas borradas dejó el anuncio pegado en los pasillos del recinto sindical del aviso de aceptación de demanda en la instancia laboral correspondiente o emplazamiento a contestar la demanda.

Gracias la burrada del representante jurídico del sindicato taxista, quien se negó a recibir el documento de manos del actuario, parte de su obligación. Negarse fue un garrafal error. Gracias a su inepcia muchos trabajadores del volante se enteraron de algo que se debió esconder. ¡Que burro, pónganle cero!
Además si no lee la demanda admitida y no responde en el plazo estipulado ese lerdo abogado se ganara un doble cero.

El salpicadero de estiércol baña su limpia, o todo lo contrario, trayectoria de Morena, del PVEM y PT.
Si como estudiante Carrillo Buenfil sacaba puras notas calificativas de color rojo, es imposible que pueda hacer trabajo en políticas públicas. Clarito se ve el incumplimiento de luchar contra la exclusión, desigualdad y pobreza, anteponiendo el bienestar del pueblo. Ni con Chana ni con Juana quedara bien. Ni con los taxistas ni con los posibles votantes a su favor.
Aplicar la ley por la denuncia referida es deber del Tribunal Laboral, a ver si los hilos de la aplicación de la justicia fundamentada en los artículos 870, 871 inciso A), 872 y 873 de la Ley Federal del Trabajo no son torcidos por los aviesos hilos del control del poder en la tierra quintanarroense.

En tanto su padrino Rodrigo Alcázar Urrutia se jala los pelos, por un lado porque de nada sirvió la sucia operación para que ganara un hombre y cerrar la oportunidad a las mujeres aspirantes. Así como lo agobia la cuestión qué hacer con el dinero dispuesto para ganar la diputación del distrito III, debido a que don Rubén se quedará sin ninguno de los dos pasteles.

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