El caso de amparo casar y la naturaleza corrupta de la burguesía

Escucha el artículo.

Tiempo de lectura 6 minutos.


Por el profesor Juan Pérez Medina

Morelia,Michoacán, 13 de mayo del 2024


En mi colaboración anterior afirmé que el Poder Judicial es el único reducto que le queda a la reacción opositora para detener los avances de la Cuarta Transformación. El contubernio entre los jueces y magistrados es más que evidente y ha quedado demostrado una vez más con la determinación super expedita del juez Ricardo Guzmán Wolffer, del juzgado sexto de distrito en materia del trabajo, quien dio la semana anterior un plazo de 24 horas a Petróleos Mexicanos (Pemex) para que le reintegre a la presidenta corrupta de la organización “Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad”, María Amparo Casar, el pago de la pensión por viudez. La forma expedita en que el juez resolvió el amparo a favor de Casar no ocurre comúnmente con cualquier ciudadano, pues la experiencia me dice que los tribunales llegan a tardar hasta 3 ó 4 meses para hacerlo, generalmente en contra del trabajador solicitante del amparo. En este caso, ocho días fueron suficientes para dictaminar.
El caso de María Amparo Casar es emblemático del grado de corrupción que corroe a la derecha en este país y cualquier otro. La corrupción es su sello distintivo. Es emblemático porque nos demuestra hasta donde el aparato sistemático a su servicio actúa al unísono para justificar lo injustificable y hacernos creer, con toda intención, que no son más que víctimas.
Pero ¿de qué trata el caso de Amparo Casar? Octavio Romero Oropeza, director de PEMEX, mencionó que el 7 de octubre de 2004, bajo el gobierno de Fox, Carlos Fernando Márquez (entonces esposo de esa señora y coordinador de asesores de la Dirección de Administración de Pemex) falleció al caerse de una ventana del piso 12 del edificio A de la dependencia. Entonces María Amparo Casar, su cónyuge, solicitó el pago del seguro, ayuda de gastos funerarios, pensión post mortem para ella y sus hijos. El gobierno corrupto de Fox y la directiva de PEMEX, dirigida en ese entonces por el empresario químico Raúl Muñoz Leos, que como antecedente ha sido presidente de la empresa Du Pont de México y vicepresidente de la COPARMEX y director de Pemex de 2000 al 2004; actuaron de inmediato cumpliendo la solicitud en todos los términos antes de que las autoridades responsables presentarán el dictamen pericial sobre las causas del deceso del fallecido, dándole un trato de accidente de trabajo para que Casar pudiera cobrar, omitiendo el citado dictamen que resolvió suicidio
Las actuales autoridades de Pemex afirman que Casar incurrió en fraude a la paraestatal por el módico un monto de 31 millones de pesos al haber cobrado 125 mil pesos mensuales desde 2004 y un seguro de vida por 17 millones de pesos.
María Amparo Casar era en ese entonces la coordinadora de asesores del secretario de Gobernación, el panista Santiago Creel Miranda, por lo que es más que obvio que utilizó su posición e influencias para hacer que las autoridades de Pemex le concedieran una pensión a la que nunca tuvo derecho.
De inmediato, la maquinaria de la derecha salió a defender tan siniestro caso haciendo público un desplegado bajo el titulo de “Basta”, en donde acusaban al gobierno de atentar, reprimir y amenazar a una de sus principales opositoras, a la cual se pretendía callar, atentando contra la libertad de expresión.
Los medios de comunicación al servicio de la rección actuaron de forma sincronizada para ir contra el gobierno y colocar a Casar como víctima y no como lo que realmente es: una verdadera ladrona y corrupta.
El caso de Casar es una muestra más de lo que los altos funcionarios neoliberales de los últimos 40 años hacían autorizándose pensiones y liquidaciones insultantes, entre ellos, varios de los que hoy defienden sin pudor a la corrupta Amparo Casar. Si se revisara en las demás dependencias del gobierno federal, del Poder Judicial y de los órganos autónomos se comprobaría que donde se aprieta sale pus.
Por ejemplo, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) informó en 2013, que en la extinta Luz y Fuerza del Centro, la Comisión Federal de Electricidad, el Banco Nacional de Comercio Exterior, Nacional Financiera, Petróleos Mexicanos, el Banco de México, Bansefi (hoy Banco del Bienestar) y algunos más, las enormes pensiones para los altos jefes jerárquicos fluctuaban entre 170 mil y 285 mil pesos, montos que, actualizados alcanzarían los 284 mil y 476 mil pesos, respectivamente, sin olvidar las que recibían los ex presidentes.
Un sello distintivo de esos funcionarios de alto rango es que ocupaban los cargos por unos cuantos meses, o en el mejor de los casos no más de seis años y obtenían voluminosas pensiones (más fondos de retiro, seguros, ahorros y conexos), mientras el personal de a pie obtenía migajas.
En el Banco de México la pensión máxima que entre 1995 y 2015 se llegó a otorgar fue de 232 mil pesos (ahora sobrepasan 380 mil), y entre los beneficiarios aparecen Miguel Mancera Aguayo, Guillermo Ortiz Martínez, Francisco Gil Díaz, Agustín Carstens y muchos más, todos relacionados con el Fobaproa.
Recientemente, el titular de la Procuraduría Fiscal de la Federación, Félix Medina Padilla, reveló un fraude por 15 mil millones de pesos en el cobro irregular de pensionados del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
¿Quién no recuerda la canallada del caso de José Ángel Gurría, actual secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ha recibido del gobierno por pensión vitalicia la cantidad de 20 millones 245 mil 954 pesos, después de 2 años de dirigir Nacional Financiera en 1994 y siendo en su momento el pensionado más joven del mundo? Este bribón recibe anualmente más de un millón, cien mil pesos, por concepto de su jubilación vitalicia que se diera cuando Zedillo era presidente.
La corrupción es el sello distintivo del capitalismo y la casta jerárquica que nos gobernó en tiempos del neoliberalismo prianista. Son ladrones por naturaleza. El de Amparo Casar hoy exhibido, es la historia de una transa cometida por una señora que aprovechó sus contactos políticos para que el suicidio de su esposo apareciera como muerte accidental y de ese modo cobrar una pensión vitalicia inusualmente cuantiosa. Quienes la defienden a ella y a sus hijos del ITAM, son los pertenecientes al círculo más visible de esta élite perniciosa y dañina que encabeza Claudio X. González. Casar, Gurría y El mismo Claudio X. González, forman parte del círculo cercano de la candidata presidencial Xóchitl Gálvez.

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa


Descubre más desde REVISTA UNIDAD PARLAMENTARIA

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario