Por Mario Rey profesor FFYL UNAM

Ciudad de México 17 de mayo del 2024

En plena contingencia ambiental, abrasados por el calor y el ozono, entre los lamentables lamentos de los conductores que se quejan por no poder usar sus potentes y endiosadas máquinas contaminantes, anoche regresé a casa conmovido por las hermosamente dramáticas y trágicas imágenes, historias y músicas, silencios y negros, de “Fuego interior: Réquiem para Katia y Maurice Krafft” del portero, caminante, cineasta, productor, actor y escritor humanista Werner Herzog.

Quería compartir la emoción estética, uno de los pocos refugios ante la decadencia y la barbarie que estamos viviendo; pero me encontré en las noticias con el triste y doloroso aniversario de la renovada Nakba de Gaza: la catástrofe, el desastre, la expulsión, el éxodo, el genocidio, la deshumanización…
Hoy vuelvo, todavía inmerso en ardientes nubes de ozono, banalidad consumista e indiferencia, a las impactantes imágenes de los vulcanólogos Katia y Maurice Krafft rescatadas y editadas por Herzog para rendirles homenaje y destacar su amor mutuo, su amor por los volcanes, su descubrimiento y entrega en la fotografía y el cine, su apasionamiento por la tierra, la naturaleza, los animales y el ser humano, su humanismo y su inmolación…

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