PODER Y ESCLAVITUD

La Ley Moret, mediante la cual comenzó una gradual abolición de la esclavitud en España, data de 1870. ¿Pero, podríamos poner la mano en el fuego, afirmando que, después de 150 años, ha dejado de existir la esclavitud?. No debemos caer en la ingenuidad, ni en la norma militarista del corporativismo, de creer lo contrario, porque la esclavitud continúa su curso en la historia, y no solo en los países subdesarrollados, sino dentro mismo de nuestras fronteras, sin necesidad de irnos a los barrios marginales o a los burdeles, porque, insospechadamente, el vecino de enfrente, o usted mismo, podrían estar atravesando un proceso de esclavitud.

Desgraciadamente, vivimos una realidad, que estamos dando por normal, ya que llevamos demasiado tiempo tolerándola, y ha pasado a constituir un pan nuestro de cada día: la corrupción política. La corrupción política, no es solo que nuestros representantes ciudadanos, aquellos que debaten la problemática de la nación en el Congreso de los Diputados, y aprueban las leyes por las que se rige nuestra vida, roben el dinero de las Arcas públicas, o lo malversen, la corrupción política consiste de manera mucho más grave, en que estos señores a los que votamos para que gestionen la cosa pública, dejen de respetar las leyes que ellos mismos redactan y promulgan, violando derechos o recortándolos, siendo, en no pocas ocasiones, los derechos conculcados, derechos fundamentales, de los tildados como “derechos humanos”, en más ocasiones de las que nos creemos.

Cuando se deja de respetar un derecho de los considerados fundamentales, normalmente, se van a estar vulnerando más derechos de este tipo, elementales para vivir en libertad. Los derechos fundamentales o humanos, funcionan como una hilera de fichas de dominó: cuando cae la primera ficha, van cayendo todas las demás, una a una, hasta el final de la hilera. Primero, porque suelen ir interconectados estos derechos, y, segundo, porque, violar estos derechos sin causa justificada por un estado de los considerados excepcionales por la ley, se hace en secreto, bajo las alcantarillas del poder, y, cuando se actúa desde lo oculto de manera exitosa, se siente, ineludiblemente, la tentación de continuar violando otros derechos del mismo cariz.

Tampoco caigamos en la tan usual ingenuidad, de considerar a nuestros líderes políticos, como santos o como héroes, puesto que está demostrado que, salvo casos muy concretos y aislados, el líder político suele ser un experto en la estafa de masas. Gran parte en la vida de un líder político, consiste en el ejercicio de la manipulación, y de la mentira hábilmente esgrimida. Este ejercicio, repleto de marrullería, y basado en la trampa, busca perpetuarse en el poder, aunque la gestión política no sea lo suficientemente exitosa, e, incluso, se estén violando derechos humanos y fundamentales, unas veces desde lo oculto, y otras, mucho más a las claras.

Aunque pueda pasarnos desapercibido, los altos niveles de paro laboral y la precariedad en el empleo, los recortes en la libertad de expresión, y los precios desmedidos de la vivienda, por ejemplo, son violaciones claras y cotidianas de los derechos más fundamentales, que padecemos los ciudadanos en un completo estoicismo. Por lo general, no somos conscientes de que este panorama, tan frecuente, nos impide ser libres, y nos acerca a una situación bastante similar a la de una esclavitud solapada.

Dejemos de caer en el autoengaño al que nos conducen estos manipuladores que nos dirigen, del Estado-padre, que subvenciona la vida, y que nos mantiene con pensiones sustitutorias del trabajo que no hay, o para suplir el acogotamiento de la crisis económica, provocada, por otro lado, por la mala o pésima gestión llevada a cabo. Todo lo contrario, nunca nos rindamos a ninguna dádiva o limosna. Exijamos a nuestros gobernantes, una gestión honrada y eficaz de los asuntos públicos, en el respeto de los derechos más fundamentales, donde se sostienen todos los demás derechos del ordenamiento jurídico, y, sin cuyo respeto escrupuloso, estarán sumiendo a toda la nación, en una situación de esclavitud anestesiada e inconsciente, pero esclavitud, al fin y al cabo.

FRAN AUDIJE

Madrid, España, 23 de mayo del 2024

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa


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