El estilo de los políticos españoles que ostentan el poder en la actualidad, es el de fingir que todo va de maravilla en España, merced a la gestión que llevan a cabo, en una clamorosa comedia repleta de ficción y de exposición de una realidad falsa.
Hemos escuchado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decir que España se ha convertido en un actor de primer orden internacional, al tiempo que diversos integrantes de su Gobierno, aseguran que el paro va muy bien, y que la economía española es estupenda, pero sus declaraciones chocan con la deuda tan inmensa que mantiene España, y que se va haciendo cada vez mayor. Un país que depende para sobrevivir, de la financiación de terceros países, es una nación indigente, con la mano puesta, porque es incapaz de aprovechar sus recursos propios. Sin embargo, España no es un país pobre, sino todo lo contrario, cuenta con grandes potencialidades, por su tamaño y recursos naturales, además del capital humano español, de gente con estudios universitarios, y una gran preparación académica. Que España no salga de la crisis en la que se instaló, desde el impacto del COVID 19, se debe a las propias limitaciones de su Gobierno, con una mentalidad marginadora de todo el que no comulgue con sus ideas trasnochadas, y que busca dividir a los españoles, creando una rivalidad destructiva, ya que el objetivo de este Gobierno actual, es mantenerse en el poder, a costa de lo que haga falta, y creen que el fomento de esta rivalidad, favorece un apoyo popular, a pesar de su pésima gestión.
Esta es pues la clave de todo lo que ocurre, y de la dramaturgia que estamos denunciando: el Gobierno español desea quedarse a perpetuidad, incluso trama un cambio de régimen, para no tener que abandonar ese poder. El modelo que siguen, es el de la reedición de la II República, ya que este Gobierno está cuajado de nostálgicos de esa época, por otro lado, fallida y fracasada en la Historia de España, pero que volvería a fracasar, porque ya se está viendo que en España, quien no comulga con las ideas de estos farsantes, no prospera y queda marginado.
Un Gobierno cuajado de elementos subversivos, que denunciaban la censura y las persecuciones franquistas, resulta que, ahora, emplean los mismos métodos que ellos mismos denunciaban, en una notoria falta de coherencia ideológica, que demuestra que el poder “bien vale una misa”, para ellos.
En una democracia, resulta de manifiesta irresponsabilidad, aferrarse como una lapa al poder. Y de la misma manera, denota una gran falta de talante demócrata, y de una carencia de ética política aplastante. España corre el peligro, pues, de transformarse en una República bananera, con un Estado que dicte la justicia interesadamente, por tanto, en un Estado opresor y totalitario. Los pactos que ha realizado Pedro Sánchez con partidos como Bildu o con políticos como Puigdemont, no son solo para favorecer su permanencia en el poder, sino para que aporten su granito de arena en la construcción del nuevo modelo que aspiran a implantar en España, y con tales referentes, es posible sospechar el totalitarismo sangriento que nos espera.
Ante los casos de corrupción que han saltado, que acorralan judicialmente al propio presidente del Gobierno, continuamos comprobando el despliegue de la dramaturgia mencionada, cuando se niega persistentemente la culpabilidad, acusando a la oposición de inventarse las cosas, y obstaculizando la labor de los jueces. Recordemos las palabras de uno de los mayores expertos en manipulación de las masas que han existido: Joseph Goebbels: “Una mentira repetida muchas veces, se convierte en una verdad”.
FRAN AUDIJE
Madrid, España, 2 de junio del 2024
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