El título del artículo de hoy, creo que denota cariño y aprecio, hacia una de las figuras de mayor valía entre las personalidades del Estado español. Una figura, nuestro Jefe del Estado, que brilla por sí sola, pero que refulge mucho más, debido a la corrupción que embarga a ese mismo Estado, del que, el propio rey, se podría convertir en víctima, si lo confundimos con la baja calaña de los personajes que le suelen rodear, por encima de los que destaca, por su saber estar en el cumplimiento de sus deberes, y por el buen corazón del rey Felipe VI.
En un trabajo que tuve en cierta inmobiliaria italiana, escuché en una ocasión a mis jefes italianos comentar sobre otro compañero, que había ganado un premio corporativo: «Fulanito sabe mucho de pisos, y, además, es una buena persona». Deduje, desde entonces, que para ser un gran profesional, no solo es importante entender de tu trabajo, sino, también, desempeñarlo con buena fe, y preocupándose de los demás.
Creo, firmemente, que pocos estadistas como nuestro rey, aúnan estas dos cualidades: la de la responsabilidad y la prudencia en el desempeño de sus funciones, y la de contar con un corazón noble.
Hace años, cuando nuestro rey era príncipe todavía, atendí a un reportaje en Televisión Española sobre él, en el cual, un diplomático dejó testimonio de una visita de Estado en la que acompañaba al príncipe Felipe. El príncipe se había preparado concienzudamente la visita de Estado. No solo se había estudiado la historia y la geografía del país, sino que era muy consciente de lo que España pretendía conseguir. Según este diplomático, el príncipe estaba involucrado con el resto de la delegación española, ejerciendo su labor como una pieza más del engranaje de aquella misión.
También he escuchado testimonios de personas cercanas a mí, que tuvieron ocasión de estar presentes en alguna recepción del rey, de la suma educación de nuestro monarca, y de cómo Felipe VI es un maestro en hacer sentir cómodas a las personas que le rodean, independientemente de cualquier circunstancia socio-política de estas.
No conozco de Felipe VI, ninguna salida de tono pública, ni polémica alguna Institucional en la que haya podido verse involucrado, sino todo lo contrario: el rey ha puesto a su propia familia en su sitio, cuando estos no han sabido acertar en sus responsabilidades.
No me cabe duda, de que nuestro rey hace todo lo que puede por España, desde las limitaciones que le marcan la Constitución y las leyes. De ello habla de sobra, el prestigio que tiene en el mundo, y el respeto y la admiración con que es recibido allá donde va, exceptuando algunos grupos en España, cuya opinión sobre la monarquía es perfectamente respetable, siendo el propio Felipe VI, el primero en mostrar dicho respeto, como no podía ser menos en un estadista demócrata europeo.
Es esta muestra de sensibilidad democrática, y de verdadero amor hacia España, lo que convierte a Felipe VI en un gran monarca, de una monarquía, la española, que es modelo en el siglo XXI, porque ha sabido adaptarse a las nuevas corrientes demócratas de vanguardia, en respeto de los derechos humanos, y de las minorías sociales, de las que son líderes y hacen gala, las naciones más desarrolladas de la Unión Europea, y del Occidente desarrollado.
Lamentablemente, no es posible generalizar estas virtudes de nuestro monarca, en el resto de la mayoría de instituciones del Estado español, que destacan por su corrupción y deslealtad hacia los españoles.
FRAN AUDIJE
Madrid, España, 4 de junio del 2024
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