Triunfó la izquierda, no en mi nombre


JOEL ORTEGA JUÁREZ

Ciudad de México 12 de junio del 2024


La izquierda triunfó arrolladoramente en México, la extrema derecha triunfó en Europa, eso dicen los diarios principales del mundo. Eso considera un 60 % de los que votaron el 2 de junio en las elecciones federales en México.
Es inútil seguir transitando en sentido contrario en el periférico. La identidad de izquierda es todo lo contrario por lo que luchó y soñó mi generación del 68 en México y a nivel planetario.
Es muy doloroso, al menos para mí, aceptar que la izquierda está con Cuba, porque dicen es víctima del acoso criminal del bloqueo imperialista, con la Venezuela de Chávez y Maduro e incluso con Nicaragua.
Es totalmente irrelevante decir lo contrario como: AMLO es un populista reaccionario, militarista, neoliberal, la izquierda verdadera no está en MORENA, ni con AMLO. Eso es un apego religioso a la palabra izquierda. Para la inmensa mayoría de los ciudadanos mexicanos AMLO es de izquierda.
La izquierda considera a la URSS, los países del centro y el este de Europa, Vietnam, Laos incluso Camboya como países socialistas que sucumbieron a los ataques del imperialismo o sobreviven como Corea del Norte y tienen a China como una gran potencia emergente, la única capaz de vencer al imperialismo yanqui y al resto de las potencias occidentales.
La izquierda, también, admira a los Estados musulmanes y exalta sus costumbres y formas de vida, superiores al “consumismo” occidental.
La izquierda considera a la democracia representativa o “burguesa” como un farsa o como una etapa necesaria “para acumular fuerzas” y después transitar al socialismo.
La izquierda considera a la libertad de prensa, como una maniobra de los grandes dueños de los medios masivos, que la usan para “manipular” a los pueblos.
La izquierda considera al presidente Andrés Manuel López Obrador como el líder de una revolución política pacífica a la que combate la oligarquía, los corruptos y sus empleados y lacayos periodistas millonarios y chayoteros; y los intelectuales enemigos del pueblo. Todos ellos se benefician de la libertad que les concede el presidente democrático Andrés Manuel López Obrador.
La izquierda esta contra la impunidad de los delincuentes de cuello blanco, protegidos por los jueces corruptos. Por eso apoya la desaparición de la Suprema Corte y está de acuerdo con que sea electa por votación.
La izquierda combate a los integrantes de la “casta dorada” de la UNAM y las universidades privadas. Aunque muchos de sus integrantes gozan de sus privilegios.
La izquierda apoya la militarización que ha impulsado el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La izquierda considera los militares como pueblo uniformado, que ha obedecido órdenes y , por lo tanto, no son culpables de las matanzas de Tlatelolco y el 10 de junio, ni las de Aguas Blancas, Acteal, ni participaron en Ayotzinapa.
La izquierda se apoya y apoya en todos los sindicatos, los charros y los neo charros.
La izquierda no admite que haya clientelismo en las prácticas de control de los ambulantes, los solicitantes de vivienda y empleo, no acepta que siga existiendo corrupción, dado que el presidente AMLO la eliminó.
La izquierda considera que el presidente Andrés Manuel López Obrador puso fin al neoliberalismo.
La izquierda apoya los proyectos majestuosos del presidente López Obrador en el AIFA, el Tren Maya, el transoceánico, la Refinería de Dos Bocas y rechaza las calumnias politiqueras de los ambientalistas y campesinos que las combaten.
La izquierda respalda al presidente Andrés Manuel López Obrador que blindó con planchas de acero el Palacio Nacional, para defenderse de los ataques de los conservadores infiltrados en las feministas, los maestros de la CNTE, las madres buscadoras, los familiares de los niños con cáncer, los trabajadores del poder judicial y los fifis de la llamada ola rosa.
La izquierda considera las mañaneras como un gran medio de comunicación directa del presidente AMLO con el pueblo.
La izquierda defiende la presencia de contingentes militares de Rusia y Cuba en los desfiles del 16 de septiembre y respalda las medallas otorgadas a los gobernantes de Cuba, Venezuela y otros países amigos.
La izquierda apoya la política migrante del gobierno. No ha denunciado, ni lo hará, las extorsiones del Instituto Nacional de Migración en contra de miles de personas que caminan por las carreteras, transitan por el país en autobuses que son asaltados por bandas criminales o abiertamente por empleados del INM. Tampoco dijo nada de la masacre en Ciudad Juárez, de 40 personas muertas por asfixia al cerrarles las puertas de salida.
La izquierda calló ante la persecución de científicos del Conacyt, acusados de delincuencia organizada.
La izquierda no ha dicho nada contra la protección presidencial a los ex presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto y por supuesto a Carlos Salinas. Ninguno fue procesado en el sexenio de AMLO. Lo contrario de lo que prometió en su campaña.
La izquierda acepta el traslado de capos del PRI y el PAN a embajadas, diputaciones, gubernaturas, escaños en el Senado como Alfredo del Mazo, Omar Fayad, Alejandro Murat, Javier Corral, Joaquín Díaz Mena el Huacho y cientos más procedentes del PRI y el PAN, incluido Manuel de Jesús Espino ex miembro del Yunque. MORENA es el PRI 4 .
La izquierda no impulsó una sola reforma de inversión para crear empleos remunerados y tampoco una reforma fiscal progresiva para gravar al gran capital.
La izquierda nunca defendió a los periodistas censurados durante el sexenio de AMLO.
La izquierda, en fin, ha triunfado con Claudia Sheinbaum que procede de sus filas, fue activista importante del CEU 1986-1987, fue cercana al grupo Punto Crítico y reconoce a Raúl Álvarez Garín como su mentor político.
Toda mi vida he estado contra todo lo que hoy defiende la izquierda.
Adiós a la izquierda. Bienvenido el rumbo libertario social.
Será necesario realizar una gran revisión de lo que produjo todo lo anterior.
Desde casi niño me vincule a los movimientos sociales: el de los camiones de los estudiantes en 1958, del MRM también en ese año y al de los ferrocarrileros vallejistas.
Participé en todas las movilizaciones de apoyo a la Revolución Cubana.
Ingresé a la Juventud Comunista de México en 1963.
Estuve en la lucha a favor de los rechazados en 1964. Participé en la huelga contra Ignacio Chávez y por el pase automático en 1966.
Fui uno de los cientos de miles de activistas del gran Movimiento de 1968, soy sobreviviente de la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco.
Pertenecí al Comité Coordinador de Comités de Lucha, el COCO, organizador de la manifestación del Jueves de Corpus, el 10 de junio de 1971 en San Cosme. Fui el orador que informó el acuerdo del COCO de salir a la calle, esa tarde cerca de las 5 pm. Sobreviví a la masacre que causó 44 muertos por los halcones, cuerpo paramilitar organizado por el gobierno desde la época de Alfonso Corona del Rosal y que actuó bajo las órdenes del presidente Luis Echeverría, al que responsabilicé esa misma noche de la masacre.
Asalté la tribuna contra Luis Echeverría el 14 de marzo de 1975, en su ominosa invasión a la UNAM. Denuncié a su gobierno en su cara, sin guaruras ni charola de diputado.
Participé en la organización del SPAUNAM y luego del STUNAM, por lo tanto, estuve en sus huelgas.
Fui militante del Partido Comunista Mexicano de 1972 a 1981, incluso fui miembro de su Comité Central.
Estuve en la corriente de los Renovadores que intentó cambiar al Partido.
Como parte del STUNAM apoyé a los electricistas de la Tendencia Democrática del SUTERM y junto con ellos promovimos la Insurgencia Sindical, formada por varias Secciones del Sindicato Minero, varios sindicatos automotrices, refresqueros, universitarios. Fue la gran resistencia de los trabajadores al neoliberalismo de Miguel de la Madrid.
Apoyé a los damnificados del sismo de 1985.
Fui solidario con el CEU de 1986 – 87.
Participé en la campaña del FDN que postuló a Cuauhtémoc Cárdenas a la presidencia de la república y sufrió un fraude gigantesco.
Apoyé la candidatura de CCS a la presidencia en 1994 y al DF en 1997.
Apoyé la candidatura de Vicente Fox a la presidencia el año 2000.
De nada de lo anterior me arrepiento, seguramente cometí muchos errores.
Ahora no concuerdo con lo que postula y practica la izquierda.
Me ha costado mucho llegar a la conclusión dura: no soy de esa izquierda.
Es totalmente absurdo seguir reclamando esa identidad.
Sigo convencido de continuar luchando por un cambio radical de la sociedad capitalista.
Ahora más que nunca se requiere defender al planeta de su posible destrucción, fenómeno vinculado al capitalismo.
Los terribles avances de la derecha en todo el planeta, han sido posibles por la casi extinción de la izquierda. O su suplantación como MORENA en México.
La izquierda que triunfó en México, es muy conservadora, está en contra de los movimientos feministas, ambientalistas, de los indios, de los trabajadores, de los estudiantes, de los científicos, de los intelectuales, de todo lo que sea crítico.
La historia no ha terminado.
Como escribí hace 24 años, en mi libro el otro camino: no asaltamos el cielo, brotaron a chorros nuevas preguntas. Nos quedamos sin respuestas. El camino largo, sinuoso, trágico y poblado de trampas y decepciones sigue desafiándonos. No hay certidumbres. Vamos a ganar. El viejo topo terminará su labor de zapa y el viejo régimen se desplomará. Cada paso a favor de la libertad se convertirá en trinchera portentosa y la historia no tendrá final.
El rancio menú de la partidocracia no podrá vencer la apetencia insaciable de la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa

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