Por: Atilio Alberto Peralta Merino

Ciudad de Puebla, Puebla. 21 de junio del 2024

En el transcurrir de los primeros minutos del miércoles 14 de diciembre del año del Señor de dos mil veintidós, la legislatura local de Puebla eligió como gobernador de la localidad a uno de sus integrantes que, hasta ese preciso momento, coordinaba y dirigía a la mayoría legislativa y estaba a cargo del principal órgano de gobierno camaral.

Resulta por demás interesante revisar, en los días que corren, la aseveración que por aquellas fechas oficiosos comentaristas como Jaime Calderón, Francisco Baeza, Alfonso Bermúdez, Enrique Núñez o Mario Alberto Mejía vertieran ante la opinión pública de la localidad. Se propagó la especie de que la elección en cuestión no había sido eso, una elección, sino…. alguna otra cosa.

El último de los citados, llegó incluso a afirmar que, los que señalaban que los requisitos de elegibilidad habían sido vulnerados en la ocasión, eran simplemente y llanamente “analfabetas políticos”, dado que la elección en cuestión no habría sido tal.

En días recientes, el gobernante electo en la ocasión ofreció una especial rueda de prensa ante periodistas de renombre en la entidad, entre los que se encuentra un buen amigo como es Raúl Torres Salmerón. La publicación del resultado de dicho encuentro resulta por demás interesante: en ella puede leerse la siguiente afirmación del entrevistado:
“Al ser electo gobernador por el Congreso, mis metas fueron luchar contra la desigualdad, reconciliar a Puebla, así como escuchar y atender a la gente buena, que pide que haya una mejor Puebla, que aman a Puebla”.

Los líderes de opinión de aquellos días seguramente seguirán esgrimiendo, en los días que corren, que los requisitos constitucionales, entre los que se encuentra la observancia en la separación de poderes, no son otra cosa más que “una tomadura de pelo”, como escribió en su momento Enrique Núñez, y acaso sigan considerando “analfabetos políticos” a los que consideran como elección a una elección.

Resultando digno de destacarse que tal hizo en días pasados el gobernador en funciones de la entidad, al conceder una entrevista por demás interesante a periodistas de probada experiencia como Alfonso Yáñez, o Jesús Contreras y ni que decir del ya citado Torres Salmerón, encuentro al que, por alguna extraño motivo, no convocaría a los que al momento de su elección obviaron en carácter imperativo de las disposiciones concernientes a su elección, acaso para que no fueran a tildarle de “analfabeta político” o de “tomador de pelo” quizá.

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