Desde esta tribuna, queremos felicitar a España por sus recientes triunfos deportivos, a cargo de la Selección española de fútbol, que se ha alzado como campeona de la Eurocopa de naciones, en Alemania. Y, por otro lado, también felicitar al tenista español, Alcaraz, por su victoria en Wimbledon, en la final de individuales masculinos.
Como españoles, es un enorme orgullo contar con estos campeones de primer nivel, en dos de los torneos deportivos de mayor prestigio mundial, y que cuentan con una gran audiencia en la mayoría de naciones. Vencer en el deporte, y máxime internacionalmente, otorga fama y buen nombre a los países. No es algo intrascendente, pues, que España se abra hueco entre los líderes del deporte mundial, llamando la atención de millones de personas, a lo largo y ancho de la Tierra.
Sin embargo, la vida sigue, y, tras las eufóricas celebraciones, que logran unir patrióticamente a los españoles, tan separados y distantes, debido a diferencias político-sociales, deberíamos abrir los ojos, y no cerrarlos a toda la realidad que nos rodea, la cual, en demasiados casos, es una realidad susceptible de ser mejorada o reformada.
Triunfar en el deporte internacional, nos concede cierta fama e importancia entre las naciones, pero no soluciona tantos frentes como siguen abiertos. Frentes en la economía, que soporta un pesadísimo endeudamiento, y que comienza a repartirse desigualmente entre los españoles. Frentes culturales, en una nación líder en prostitución y trata de personas, y en una nación que no acaba de superar traumas como el de la Guerra Civil 1936-39. Frentes políticos, donde nos estamos desmarcando de la Europa demócrata, que defiende y ampara la libertad, y la prosperidad de sus pueblos, en el respeto de la ley y de los Jueces y Tribunales.
Si no deja de ser importante la revolución en el deporte profesional, de modo que sigamos una senda ascendente en triunfos, en los torneos nacionales e internacionales, tampoco nos deberíamos conformar con ser un país flojo, dentro de una de las máximas referencias, como es la Unión supranacional europea.
Creo firmemente, que España puede más, porque cuenta con uno de los espacios geográficos de mayor extensión y fertilidad en Europa. Porque cuenta con una muy buena infraestructura industrial. Porque es un país bello, de clima muy variado y benigno, con una buenísima infraestructura hotelera, excelente cultura gastronómica, patrimonio histórico-cultural inmejorable. Porque cuenta con un bagaje cultural de enorme calidad, referido a la Literatura, eminentemente. Porque España, en la Historia, ha llegado a ser primera potencia mundial, y ello nos genera estimables sinergias internacionales.
España necesita una revolución de hermandad y compatriotismo, además de una revolución de honradez y abnegación. Solo estando unidos, y queriéndonos entre todos, bajo el respeto a la diversidad, España puede despegar hacia la consecución de metas mucho más importantes, sin despreciar lo que vamos consiguiendo, que no dejan de ser triunfos que suman y cuentan, indudablemente.
FRAN AUDIJE
Madrid, España,15 de julio 2024.
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