FINANCIACIÓN DE LA IMBECILIDAD

Estimado lector, nunca había visto tanto imbécil por metro cuadrado, en toda mi vida. ¿Será posible?. Miles y miles de personas, haciendo el ganso por la calle, y en los transportes públicos.

Este panorama, de gente sin cabeza como pollos descuartizados, es algo inaudito en una sociedad como la española, que, normalmente, se había caracterizado por ser, muy pasional, sí, pero pacífica y con capacidad para guardar los modales, al menos en público.

Camino por la calle, disgustado, porque vengo de un lugar donde me han maltratado, y donde me maltratan a diario, sin haber hecho yo otra cosa que ser como soy, sin molestar a nadie, pero cumpliendo con mi deber efectiva y concienzudamente. Y, como digo, al circular por la calle, me cruzo con algunos individuos que se acercan más de lo normal, con una corpulencia y una pinta, muy expresiva de lo agresivo y de lo violento. Es decir, que me están tratando de intimidar y de retar.

No pasa nada, porque uno no quiere entrar al trapo, más, en mi cabeza, pienso que estos tipos serán muy corpulentos, pero están faltos de cerebro, de corazón, y de cojones. Sí, de cojones andan escasos o carentes, porque ir por la calle buscando gresca con alguien que no te ha hecho absolutamente nada… ¡Es el colmo!

Las agresiones son también sexuales, porque parece que me persiguen las prostitutas. Cada cierto número de metros, me encuentro con una, que se me insinúa descaradamente. Lo peor es cuando me siento en el autobús, porque ahí se me sienta al lado, no digo una mujer que venda su cuerpo, sino algún mariquita tratando de intimar conmigo, a base de pegarse a mí, mucho más de lo normal o adecuado. Vayan por delante mis respetos por todo el mundo, se gane la vida como se la gane, o tenga la inclinación sexual que tenga, pero lo que no admito es el acoso, ni la falta de respeto hacia el que es de otra manera, cuando entra dentro de la legalidad y de la convivencia, perfectamente.

De verdad que nunca podría haber sospechado que, ser honrado y buena gente, sin ser un santo, porque eso es bien difícil, pudiera llegar a constituir un motivo de linchamiento social.

El profesor, José Luis Sampedro, que en paz descanse, decía que: “La gente no está loca, la gente está manipulada”. Pues bien creo que se refería a este tipo de casos, en que no te dejan vivir los imbéciles, porque se diría que van multiplicándose como las plagas de langostas. Tampoco es de extrañar, ya que presumo que, muchos de estos que van buscando no dejarte vivir, viven ellos con una paga para adoptar este tipo de comportamientos, incívicos e inhumanos, haciendo el imbécil hasta límites de ridículo; pero como está pagado, y lo pagan personajes con nombre y posición… Es de esta manera, cómo la imbecilidad pasa por un acierto, y por un ejemplo social a seguir, estimado lector.

FRAN AUDIJE

Madrid,España, 31 de julio 2024.

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa


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