Los resultados de las últimas elecciones federales en México sorprendieron a más de uno, incluso pese a que eran esperados con el triunfo del oficialismo encarnado en el actual presidente. No obstante, no por ese hecho no dejan de existir algunos elementos para reflexionar como resultado del proceso electoral de 2024.
Los referidos elementos (que no son exclusivos ni exhaustivos), se enlistan de la siguiente forma, no necesariamente en orden de importancia, sino solo para darle coherencia a este escrito y con objetivo de fomentar un debate sano sobre el contexto político nacional actual:
- El resultado de las elecciones: crónica de un proceso inequitativo.
- Xóchitl Gálvez contra todos: los dilemas de una oposición dividida y el advenimiento de Álvarez Máynez como el tercero en discordia.
- El debate público como muestra del bajo nivel de educación cívica entre la sociedad mexicana.
- La fortaleza del sistema electoral mexicano.
- Corolario de las posibles reformas constitucionales presentadas por el ejecutivo, el 5 de febrero de 2024.
El resultado de las elecciones: crónica de un proceso inequitativo.
El primero de estos elementos es el resultado en sí. Aunque las encuestas de diversos medios y empresas daban una ventaja de la entonces candidata, la Dra. Claudia Sheinbaum, por encima de su principal opositora, la empresaria Xóchilt Gálvez, esto no significaba que la victoria fuera tan abrumadora y contundente. Los resultados de los cómputos distritales que el Instituto Nacional Electoral (INE) dio a conocer mostraron que Claudia Shienbaum logró más del el 59% de los sufragios con casi 36 millones de votos a su favor, muy por encima del 27% logrado por Xóchitl Gálvez, que equivalen a 16 y medio millón de votos (INE, 2024). De hecho, quien escribe estas líneas pensaba que la contienda sería muy cerrada. ¿Cómo fue posible este resultado? Sin menoscabo alguno sobre la capacidad y perfil de la Dra. Sheinbaum, era evidente que ella no cuenta con el carisma ni el poder cohesionador de su mentor, el presidente Andrés Manuel López Obrador. Bueno, pues justamente ahí está una de las principales respuestas. Es decir, el mismo titular del ejecutivo fue quien preparó el escenario para ese resultado ya que desde el inicio de su mandato siempre se mantuvo en campaña. Esto por supuesto, derivó en un escenario de desigualdad electoral que fue una de las principales variables que afectó claramente a la oposición, en clara desventaja durante todo el sexenio.
Entre las estrategias conocidas por el presidente López Obrador esta la polarización. No solo esto le funcionó en su propia campaña presidencial sino al construir y usar constantemente una narrativa divisiva durante toda su administración y que ha sido exitosa al resaltar las diferencias entre las clases sociales del país con términos tales como “la mafia del poder”, “los de arriba”, “el pueblo bueno”, “los de abajo”, “el pueblo sabio”, “los conservadores”, “los liberales”, etc. (Forbes, 2018). Asimismo, la omnipresencia del Presidente a través de sus mañaneras matutinas es una prueba de su éxito mediático, ya que ha sido un factor clave al exhibir “cuatro grandes atractivos del populismo: simplicidad, inmediatez, transparencia y autenticidad”. No importa que el presidente mintiera, atacara o calumniara usando “recursos retóricos como las falacias ad hominem (atacar a las personas en vez de refutar sus argumentos) y frases simples repetidas disciplinadamente, él logra que su relato llegue y se quede en las mentes de millones” (The Washington Post, 2020). Nunca refutó un argumento, se valió de “sus otros datos” (que por cierto nunca mostró) para evadir cuestionamientos sobre diversos temas relevantes como la corrupción de sus más allegados familiares y políticos. Para ello descalificaba a priori al periodista o al medio informativo sin mostrar pruebas contrarias a la información o investigación que se presentaba en las conferencias matutinas. Otros ejemplos fue el uso faccioso de los recursos presupuestales traducidos en programas sociales y sobre todo, con el establecimiento de un ejército propagandístico conocido como los “servidores de la nación”, el cual ha operado a favor de los designios presidenciales durante todo el sexenio y cuyas actividades proselitistas fueron sujeto de cuestionamientos por parte de académicos y expertos (Proceso, 2024), incluso para favorecer a la Dra. Sheinbaum en detrimento de las intenciones presidenciales del también aspirante Marcelo Ebrard durante el proceso interno del partido Morena (Proceso, 2023). Adicionalmente se insiste en la constante intervención flagrante e ilegal del Presidente en el proceso electoral y que fue sujeta a diversas advertencias por parte del INE, que para abril de este 2024, había acumulado 25 exhortaciones (Proceso, 2024), toda una conducta antidemocrática por parte del titular del Ejecutivo. En resumen, toda la actividad cotidiana y deliberada del presidente López Obrador fue una constante actividad proselitista y de campaña, misma que continuó durante todo el proceso electoral. Tanto sus mañaneras, sus programas y servidores de la nación, así como sus discursos y retórica divisiva, eran a todas luces, actividades propagandísticas que nada tenían que ver con libertad de expresión ni con la rendición de cuentas. Por ende, se presume que el actual proceso electoral fue sumamente inequitativo para los contendientes electorales, incluso dentro de las filas del propio partido oficialista para la designación de su candidata (y ahora virtual presidenta electa). El escenario electoral de este sexenio fue más parecido a los años maravillosos del PRI cuando era el partido hegemónico en el país.
Xóchitl Gálvez contra todos: los dilemas de una oposición dividida y el advenimiento de Álvarez Máynez como el tercero en discordia.
Xóchitl Gálvez hizo un buen inicio de campaña y encontró fortalezas incluso pese a tener en contra desde el punto de vista político, al Presidente, las encuestas, todo el peso del aparato estatal, las burlas a su aspecto físico y orígenes, un desempeño cuestionable en los tres debates presidenciales, y por último y quizá más importante, los propios partidos que la eligieron como su candidata. Pero sobre todo los dos líderes tanto del Partido Acción Nacional (PAN) como del Partido Revolucionario Institucional (PRI), quienes lejos de mostrar apoyo genuino y apostar todo por el triunfo de su abanderada, solo le afectaron su campaña y mostraron porque son lo peor de sus respectivos partidos y del sistema político mexicano. Veamos.
Marko Cortes, ha liderado el PAN desde noviembre de 2018 y ha recibido muchas críticas internas, pero sobre todo ante los resultados de las elecciones de este año. La más reciente fue la que le hicieron 13 exgobernadores del partido, a través de una misiva en la que le piden apertura y transparencia, pero, sobre todo, que deje las riendas del partido para que este se renueve (Infoabe, 2024). El escándalo más relevante durante el proceso electoral fue cuando el titular del partido blanquiazul cometiera el error de difundir los acuerdos políticos que había entre su partido y el actual gobernador de Coahuila, Manolo Jiménez, a quien acusó de no cumplir con dichos convenios, entre los que se reparten cargos públicos y de elección popular en la entidad. Este “autogol” fue obviamente aprovechado por el oficialismo y a pesar de que Xóchitl Gálvez condenó tales acuerdos y se desvinculó de ellos, el daño estaba ya hecho (El Universal, 2024). Otro dato relevante es que cuando Cortés inició su gestión al frente del blanquiazul en 2018, el partido contaba en aquel entonces con 11 gobernaturas. Hoy en día, solo le restan cuatro: Aguascalientes, Chihuahua, Guanajuato y Querétaro. Todo un deshonroso récord.
Por su parte, Alejandro “Alito” Moreno, actual presidente del CEN del PRI, es quizá uno de los peores políticos del país. Su partido ha perdido casi todo desde que él está en la dirigencia. Un año antes de que Alito iniciara su gestión, el PRI contaba con 14 gobernaturas y concluía una muy cuestionada administración federal. Hoy en día, el PRI solo cuenta con dos entidades bajo su paraguas, cuya más trágica pérdida electoral fue la gobernatura del Estado de México en 2023, bastión legendario del priísmo, así como de otros históricos estados como Hidalgo, Oaxaca y Campeche. Además, su mandato al frente del partido tricolor concluía en 2023, sin embargo, pese a las impugnaciones ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Alito no solo logró extender su mandato un año más, sino que logró en una asamblea del partido realizada en julio de este año, la modificación de los estatutos del PRI a fin de extender su liderazgo hasta 2032. Obviamente esto ha dejado un sabor amargo en las filas del partido en donde lideres emblemáticos del partido denunciaron irregularidades y se manifestaron en contra de las modificaciones a dichos estatutos del partido y la reelección de Alito. Las derrotas del PRI y la cuestionable gestión de Alito motivaron a que otras figuras como Claudia Ruiz Massieu, Miguel Ángel Osorio Chong, Eruviel Ávila y Nuvia Mayorga, entre otros políticos de renombre, dejaran el partido. Además, cabe recordar que, en el 2022, Alito Moreno enfrentó la posibilidad de un proceso de desafuero promovido por el gobierno de Campeche ante la Cámara de Diputados, debido a supuesto enriquecimiento ilícito (Politico MX, 2024). Actualmente dicho proceso se encuentra estancado (o en la congeladora), pero no es la única acusación que enfrenta ya que también fue denunciado ante la Fiscalía General de la República por parte de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), por probables actos de tráfico de influencias, desvío de fondos federales, hechos de corrupción, lavado de dinero, enriquecimiento ilícito, fraude fiscal, peculado, uso ilícito de atribuciones o facultades y operaciones con recursos de procedencia ilícita (Proceso, 2024). No obstante, sigue saliendo a la luz más información y acusaciones sobre la corrupción de este polémico personaje. Si bien es evidente la necesidad de que Alito mantenga el fuero, con todo un curriculum ignominioso es difícil de creer que lograra la reelección en su partido.
Aunque es claro que no todo es culpa de los dirigentes partidistas, no se puede negar que la contribución e influencia de un líder de partido, ya sea para bien o para mal, es claramente sustantiva, y como se ha detallado, tanto Marko Cortés como Alito Moreno, perjudicaron más a sus respectivos partidos y a la candidatura de Xóchitl Gálvez. No es de extrañar que la población tuviera motivos de sobra para no votar por el PRI ni el PAN, ya que ambos individuos representan todo lo negativo de la política mexicana.
Por su parte, el partido Movimiento Ciudadano (MC) anunció que iría solo a la contienda presidencial. La cuestión era quien de sus filas seria la persona indicada para competir contra las dos candidatas punteras. En un principio se especuló que el joven Luis Donaldo Colosio Riojas, alcalde de Monterrey, fuera el abanderado de este partido, sin embargo, éste aclaró con una sensatez política que no era el momento adecuado. Quien sí levantó la mano fue el gobernador de Nuevo León, Samuel García, cuya imprudente aspiración presidencial solo dio como resultado, una gran controversia político-jurídica en la entidad (Gatopardo, 2023). Al final, fue el legislador Jorge Álvarez Máynez, quien representaría a MC en la carrera presidencial. Al respecto, la elección del candidato de MC dejó muchas preguntas que certidumbres. Primero porque se eligió a un candidato poco o nada conocido cuando había otras personalidades con mayores probabilidades, pero sobre todo, sabiendo que en MC se contaba con mujeres con una gran trayectoria, capacidad, carisma y potencial para aspirar a la presidencia de la República. ¿Cuál era el objetivo de MC en la contienda presidencial cuando era evidente que no se tenía posibilidad alguna de ganar? Incluso con la popular canción de Máynez o con su rescatable desempeño en los debates, los resultados de las elecciones mostraron lo que los expertos vaticinaban: que los votos a MC perjudicarían principalmente al segundo lugar en la contienda, es decir, a la coalición de Xóchitl Gálvez (Nexos, 2024). Además, pese al discurso triunfalista de su dirigencia, para algunos analistas, los resultados no favorecieron de forma sustantiva a MC. Salvo que el partido obtendrá más presupuesto, MC perderá legisladores en el Congreso Federal. Aunque mantiene Jalisco, tendrá menos municipios en esa entidad. En Nuevo León ganó más municipios, pero perdió la capital, lo cual representó un gran revés a nivel estatal. Finalmente, Álvarez Máynez obtuvo menos votos que los candidatos a diputados federales y senadores de su partido, incluso en “bastiones naranjas” (El Economista, 2024).
El debate público como muestra del bajo nivel de educación cívica entre la sociedad mexicana
Con el advenimiento de las nuevas tecnologías y nuevos medios de comunicación, como las redes sociales, la información sobre el proceso electoral ha tenido un alcance sin precedentes. Era tan común ver en plataformas como Facebook, Instagram, Twitter (ahora “X”), y TikTok, solo por mencionar algunas principales, información puntual sobre las candidatas y candidato, sus propuestas de campaña, así como información y seguimiento por parte de los medios de comunicación con su cobertura del proceso electoral. No obstante, el otro lado de la moneda de esta ventaja tecnológica es la banalización del debate político electoral en la sociedad mexicana. Por ejemplo, durante los meses que abarcaron la contienda electoral, fue muy común ver en redes sociales las burlas sobre el aspecto físico, vestimenta, arreglo personal y todo tipo de estereotipos y comentarios misóginos e insultantes tanto hacia Claudia Sheinbaum como a Xóchitl Gálvez, soslayando el desempeño político, perfil profesional o trayectoria de ambas candidatas (EMEEQUIS, 2024). En opinión de quien escribe estas líneas, el caso más deleznable fue el de diciembre de 2023, cuando la revista “Siempre” publicó en su portada la silueta de la entonces precandidata Sheinbaum con una cinta roja con la esvástica nazi. Obviamente esta publicación recibió una fuerte crítica generalizada (El Universal, 2023). En ambos casos, no solamente es lamentable que incluso mujeres hayan sido partícipes de tales ataques, sino que uno de los actores que más contribuyó a este tipo de ambiente de intolerancia fue el mismo presidente López Obrador a través de su mecanismo favorito de autopropaganda: las mañaneras. Así también las estigmatizaciones y juicios de valor también provenían principalmente de entre simpatizantes, pero también de la sociedad en general. Como resultado, no solo fue opacada la relevancia de que una mujer llegue por vez primera a la presidencia de la República, sino que también fue dejado de lado la discusión sobre los perfiles profesionales, la trayectoria y desempeño político de las citadas candidatas. La trivialización del debate público fue la constante, lo cual dejó entrever la intolerancia, los prejuicios, el racismo, la violencia, la misoginia y la falta de respeto que aún prevalece entre la sociedad mexicana.
Adicionalmente cabe destacar que un aspecto de la falta de educación cívica entre la población se vio reflejada durante el proceso electoral mismo y la propia jornada electoral. Es decir, no solamente se debe subrayar que el porcentaje de abstencionismo la votación del pasado dos de junio fue del casi 40% (INE, 2024), sino que en algunas casillas electorales se reportaron pequeños incidentes por los reclamos de la ciudadanía a sus vecinos que participaron como funcionarios de casilla, debido a que varias mesas de casillas no lograron completarse en el horario adecuado, retrasando las aperturas de las casillas a las ocho en punto de la mañana como está establecido en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LEGIPE). En otros casos, la aplicación de los diferentes protocolos de inclusión por parte de los funcionarios de mesa directivas de casillas generó malestar e intolerancia en otros ciudadanos que acudieron a votar, lo cual manifiesta nuevamente lo mucho que aún se debe de trabajar en este rubro. Asimismo, los cierres de las casillas a las 18:00 horas, fue también motivo de malestar entre muchas personas quienes reclamaron por ser supuestamente excluidos de su derecho a votar cuando en realidad, muchos de estos quejosos acudieron a la casilla después de dicho horario establecido en el artículo 285 de la LEGIPE para el cierre de las casillas electorales. Si bien hubo también quejas en las casillas especiales por la falta de suficientes boletas electorales, muchos de los reclamos son debido a la apatía, ignorancia o desconocimiento de la sociedad mexicana en torno al proceso electoral en general, así como de los alcances y límites de las autoridades electorales.
Adicionalmente, el proceso para lograr la participación de la ciudadanía como funcionarios de casilla fue complejo. Primeramente, no fue nadas sencillo localizar en sus casas a los ciudadanos seleccionados en el primer sorteo. Cambios de domicilio, trabajo, tercera edad, enfermedades o incluso un deliberado rechazo a atender al Capacitador Asistente Electoral fueron algunas principales causas. Cuando fue posible encontrar a los demás ciudadanos, los representantes del INE se encontraron con un rechazo masivo, incluso después del segundo sorteo de abril. Algunos de estos ciudadanos que aceptaron y hasta participaron en capacitaciones y simulacros con nombramiento oficial como funcionarios renunciaron o simplemente no llegaron a la casilla el día de la Jornada Electoral, lo que derivó en la ya citada demora de la apertura en muchas casillas y el malestar generalizado de personas esperando hasta casi dos o más horas para emitir el sufragio. Una de las razones de los rechazos que también se verificó fue desinformación en redes sociales, temor, ignorancia y apatía cívica (Expasión Política, 2024).
En resumen, la polarización política o apatía en la sociedad mexicana, puede tener un poco de su explicación en lo que el politólogo polaco Adam Przeworski, citó en su libro “La crisis de la democracia”:
“actualmente enfrentamos una situación en la que una importante proporción del pueblo vive en un espacio epistémico que ha abandonado los criterios convencionales de prueba, coherencia interna y búsqueda de hechos (…) Una marca distintiva obvia de un mundo de posverdad es que otorga a las personas el poder de elegir de su propia realidad, en la que los hechos y las pruebas objetivas son vencidas por las creencias y los prejuicios existentes” (Przeworski, 2022, pág. 141).
La fortaleza del sistema electoral mexicano.
En las últimas décadas del siglo XX y las primeras del actual, México fue implementando diferentes procesos de reformas políticas que han derivado poco a poco en la evolución democrática del país. El resultado fue la creación de un sistema electoral, que si bien está lejos de ser perfecto, poco a poco ha consolidado su fortaleza, eficacia y capacidad para llevar a cabo elecciones libres, transiciones de poder y alternancias políticas relativamente pacíficas así como establecer un andamiaje institucional que ha sido reconocido a nivel internacional. Desde la reforma de 1996, México cuenta con un organismo electoral plenamente autónomo, plural y ciudadano para organizar las elecciones y con mejores mecanismos de participación ciudadana, de inclusión partidista, así como otros para la deliberación legislativa y jurídica a fin de atender y resolver controversias, lo cual le ha dado certeza, imparcialidad y eficacia para los distintos procesos electorales hasta la fecha. Sin embargo, en los últimos años se ha fomentado un ambiente regresivo en menoscabo de las instituciones autónomas y del sistema electoral en sentido contrario al fortalecimiento de la democracia en el país. El fantasma de las elecciones 2006, en las que la oposición creó el mito de un supuesto fraude electoral que nunca se comprobó y, por el contrario, se ha demostrado que no hubo evidencias de dichas irregularidades, y que ahora forman parte de la retórica gubernamental, solo fomentaron incertidumbre en prejuicio del sistema electoral mexicano.
No obstante, y pese a los desafíos durante la jornada del domingo 2 de junio de 2024, los corolarios de las elecciones han demostrado la fortaleza del sistema electoral mexicano. Si bien existía la preocupación de que el oficialismo no aceptara los resultados si estos no le hubieran sido favorables, y que solo contribuyó a la desconfianza de la población, el INE presentó los resultados preliminares (PREP) en un tiempo propicio para conocer las tendencias de la votación después del cierre de las casillas. Asimismo, la participación de un millón 532 mil ciudadanos y ciudadanos como funcionarios de las mesas directivas de casilla (INE, 2024) demostró una vez más, la importancia de continuar mejorando la capacitación electoral y fortaleciendo la educación cívica en el país. Asimismo, cuando la oposición solicitó el recuento de los paquetes electorales, el personal del INE en un ejercicio colegiado con los partidos políticos, revisaron todas las actas federales de la votación presidencial, así como un porcentaje sustantivo de las legislativas, lo cual consolidó la certeza de los resultados de las elecciones. El sistema electoral mexicano es perfectible y toda iniciativa de reforma para mejorarlo es bienvenida. Sin embargo, entre las propuestas presentadas por el Ejecutivo Federal el pasado cinco de febrero del 2024, la de carácter electoral muestra una preocupante tendencia regresiva en detrimento de la democracia mexicana como lo han analizado los expertos del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (IIJ UNAM, 2024).
Conclusión
Cada proceso electoral en México ha mostrado las fisuras que necesitan ser atendidas y reparadas para lograr mejoras en las futuras elecciones. Las más recientes de este año no fueron la excepción. Existieron diversas irregularidades por actos anticipados de campaña, el arranque precipitado de campañas, el ambiente polarizado, el uso faccioso de los programas sociales, la intromisión constante e ilegal del titular del ejecutivo federal en la contienda electoral, entre otras. Por un lado, lo positivo es que los resultados que se preveían, invariablemente se sabía que México contaría por primera vez con una mujer encabezando la presidente de la República, lo cual representa un hito histórico para el país y las mujeres. Asimismo, la participación ciudadana, ya sea como los cuerpos de voluntarios que fungieron como capacitadores asistentes electorales, los funcionarios técnicos del INE, así como los ciudadanos que integraron las mesas directivas de casilla, sobre todo sacando adelante el trabajo en medio de un contexto complejo, polarizado y con menos presupuesto. Lo negativo, nuevamente son los partidos políticos, la apatía e intolerancia ciudadana, la intromisión del presidente y su constante campaña durante todo el sexenio. El sistema electoral mexicano es perfectible y claro que necesita reformase, actualizarse y modificarse de manera constante, pero todo cambio debe llevarse con miras a fortalecer la democracia, no para debilitarla. Cabe resaltar que las propuestas de reforma electoral previas, siempre se habían promovido desde la oposición y desde la sociedad civil. En esta ocasión, como lo señalan expertos de la UNAM, la reforma más reciente se hace desde el poder y tan solo por ello, es cuestionable, pero su contenido está lejos de buscar el fortalecimiento democrático del país. La propuesta en los términos que promueve el Ejecutivo Federal corre el riesgo de regresarnos al otrora régimen de un partido político hegemónico al buscar restablecer el sistema exclusivo de mayoría relativa para la elección de diputados y senadores antes de 1977, al eliminar por completo la representación proporcional y a los senadores de primera minoría. También propone una reducción sustantiva pero injustificada del financiamiento público a los partidos. Si bien la idea no es mala por concepto, la iniciativa carece de argumentos técnicos y sólidos sobre la viabilidad y puede impactar de forma negativa en la equidad, la pluralidad y la competitividad de los contendientes. Además, la intención de desaparecer el INE y transformarlo en el nuevo “Instituto Nacional de Elecciones y Consultas” (INEC), va más allá de solo modificaciones de forma, ya que vulnera la autonomía y la imparcialidad del organismo electoral y mina el servicio profesional de carrera. La propuesta gubernamental también afectaría negativamente al Tribunal Electoral y opta por la desaparición de los organismos públicos locales lo que llevaría a la concentración de las funciones y poderes del nuevo organismo electoral (IIJ UNAM, 2024). Una propuesta indudablemente regresiva y poco o nada funcional.
Finalmente, la futura presidenta de México cuenta con una legitimidad mayor, tanto por los resultados electorales como por las expectativas que genera ser la primera mujer en lograr la presidencia y que cuenta con una trayectoria académica reconocida. Adicionalmente tiene ante sí, el reto de mostrar su capacidad pero sobre todo su autonomía frente a las imposiciones y visión retrógrada y polarizante de su antecesor. Tiene la oportunidad de promover la unidad y no el divisionismo, de promover un gabinete técnico, preparado y no únicamente leal demeritando la profesionalización. Tiene ante si la oportunidad de implementar mejores políticas públicas para beneficio de los derechos de la mujer en un país con una estadísticas negativas por feminicidios y los derechos humanos en general; tiene ante sí la oportunidad de mejorar las condiciones de inseguridad en el país derivado en parte, por el aumento de la influencia del narcotráfico, y la militarización; tiene ante sí el reto de mejorar las condiciones de un sistema de salud arcaico y descuidado por décadas y casi desahuciado en el sexenio que está por terminar; tiene ante si la oportunidad, como académica de apostar por una educación de calidad en el país, así como mejorar las condiciones económicas y sociales en un país tan desigual como lo es México. Dependerá de ella y su equipo, si logra cumplir con las esperanzas, las demandas y las necesidades de la sociedad mexicana y de un país en vías de desarrollo, o estaremos iniciando un Maximato 2.0 (o un Obradorato en términos más claros). Las expectativas son altas, pero la virtual Presidenta electa deberá recordar que los resultados electorales de junio pasado no son un cheque en blanco, y por lo tanto, será crucial que asuma su papel como verdadera jefa de Estado y Presidenta de todas y todos los mexicanos, tanto de los que votaron por ella, como por los que no.
Gerardo Kharriman Escorza
Internacionalista UNAM
Capacitador Asistente Electoral del INE (enero a julio de 2024).
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
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