En los últimos años en España, estamos percibiendo un hastío generalizado en su ciudadanía, que nos parece digno de ser analizado. Dicho hastío que percibimos está muy relacionado con el desgaste tan importante que ha sufrido la democracia y el sistema de derechos en España, una de cuyas máximas expresiones ha sido la arribada al poder de Pedro Sánchez, y de todo un corolario de partidos extremos de izquierda, así como de partidos nacionalistas, que pretenden la independencia de sus respectivas regiones.
El hastío del que hablamos guarda un aspecto de desánimo en la población española, particularmente en aquellos ciudadanos más afectados por las sucesivas crisis económicas que nos han asolado. Precisamente, este hecho de la concurrencia de una serie de crisis sucesivas, una detrás de otra, unido a la realidad de una clase política dirigente, que no para de corromperse, y de lastrar a España internacionalmente, mediante gestiones económico-políticas deplorables, traducidas en un aumento alarmante del endeudamiento, y en escándalos de desfalcos multimillonarios, y de comportamientos verdaderamente vergonzosos en nuestros políticos, que dejan la impresión de que nos dicen una cosa, pero la realidad es muy distinta, y se enmarca dentro de la delincuencia y la criminalidad, está socavando, y lo ha hecho profundamente, el ánimo popular, principalmente en aquellas clases más vulnerables, que son afectadas por el paro laboral tan impresionante que existe, en el que España es líder mundial en Occidente.
El paro laboral es uno de los factores que más influyen en el desánimo popular del que estamos hablando, porque no contar con un trabajo digno y estable, tiene implicaciones muy graves, que pesan en el futuro de las personas determinantemente. Si careces de garantías laborales para la Banca, nunca te van a facilitar un crédito para la compra de vivienda, ni tampoco son factibles otro tipo de créditos más pequeños, como los dirigidos a la compra de vehículos.
Las crisis que nos han asolado continuadamente, han provocado, por otro lado, carencias básicas en una parte de la población, como la de alimentos. Yo mismo lo he podido comprobar, cuando he visto con mis propios ojos, cómo se formaban colas de gente esperando para recoger alimentos en sedes de ONGs, o en lugares habilitados para repartir alimentos a la población necesitada de lo más elemental para sobrevivir. Hemos podido constatar cómo en los supermercados se recogían alimentos para el Banco con esta misión de recopilación, y estos hechos nos hablan de situaciones críticas en la ciudadanía, que no se producían desde los tiempos de la postguerra.
Solo así nos podemos explicar, que el Gobierno de Pedro Sánchez sea capaz de comprar voluntades electorales de apoyo a su gestión, con “paguitas” pequeñas y sujetas a temporalidad, con las que masas insospechadas de la ciudadanía se conforman, cuando sabemos que este tipo de política solo nos sirve para salir de un atasco momentáneo, pero no resuelve problemas de infraestructuras económico-sociales obsoletas, causantes del paro desmesurado, y de que las crisis nos golpeen más fuerte que a otras naciones de nuestro entorno europeo.
La Unión Europea ha acudido en auxilio de España, con fondos para corregir estos defectos estructurales, que no nos permiten desarrollarnos al nivel del resto de los miembros de la Unión, y que están provocando el desánimo social que analizamos. La pregunta que se desprende de todo esto, es bastante obvia: ¿Qué ha hecho el Gobierno español con los fondos europeos dirigidos a la transformación de nuestro obsoleto sistema económico-social?.
FRAN AUDIJE
Madrid,España, 4 de agosto del 2024.
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
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